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Desde este periódico no hemos ahorrado críticas al Alcalde de Alcorcón, David Pérez, cuando hemos creído que su gestión o sus declaraciones, a veces intempestivas o poco respetuosas, lo merecían. Sin embargo, pecaríamos de injustos y sectarios si no reconociéramos los aspectos positivos de su labor al frente de la Alcaldía y del Partido Popular de Alcorcón.

No lo ha tenido fácil David Pérez en estos seis años al frente del ayuntamiento alfarero: la desastrosa herencia de Cascallana sigue pesando como una losa de plomo sobre la capacidad de gestión del Ayuntamiento, a pesar de los esfuerzos por ir enjugando la gigantesca deuda que dejó su antecesor a la posteridad alcorconera. Y la oposición tampoco le pone las cosas fáciles: bloqueo de los Presupuestos, amenazas de moción de censura, constantes faltas de respeto a su autoridad al presidir los plenos del Ayuntamiento, aprovechamiento y magnificación de cualquier polémica irrelevante para los ciudadanos con tal de tachar a Pérez de furibundo integrista católico machista y preconciliar y con tal de desgastar al gobierno.

Aun así, a pesar de todo, y sin subir impuestos, Alcorcón va pagando sus facturas –incluidas las que dejó Cascallana—crea empleo –más de 5.000 alcorconeros han encontrado trabajo en los últimos cinco años—y lidera las estadísticas del INEM en reducción del desempleo. No es, en modo alguno, mal balance el de estos últimos seis años, y razonablemente no se puede pedir mucho más.

Y en lo que concierte al Partido Popular de Alcorcón, en las peores circunstancias, ha logrado llenar, al menos en parte, el enorme vacío que dejó la prematura muerte de Joaquín Vilumbrales, tanto en el Partido como en la Alcaldía, y superar el recuerdo, no muy grato, que dejaron los sucesores del mejor edil que ha tenido Alcorcón, al decir de la mayoría de los alcorconeros, en los últimos 30 años, y del mejor Presidente del PP local.

Son credenciales suficientes para revalidar su candidatura a la presidencia del Partido Popular de Alcorcón. Y, desde luego, muy superiores –sobre todo si se atiende a su trayectoria política, como Portavoz del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid y como Presidente de la Federación Madrileña de Municipios—a las que, hoy por hoy, desde nuestro punto de vista, cualquier otro que quiera disputarle el puesto podría presentar. Y parece que, de momento, a falta de 10 días para la elección del Comité Ejecutivo Local, nadie ha podido disputarle el liderazgo… salvo que la estrella política emergente desde la Puerta del Sol –con el permiso del Juez Velasco—tenga otros planes para Alcorcón. Porque la democracia interna en el PP es democracia, pero dentro de un orden.

Y es legítimo plantear esta duda, puesto que resulta difícilmente comprensible que David Pérez, hoy por hoy el alcalde más importante que conserva el PP en la Comunidad de Madrid, tenga que sufrir, además de las miserias de la oposición cainita que le ha tocado en suerte, la indiferencia –dicho piadosamente—de la nueva ejecutiva popular que preside Cristina Cifuentes. No se le ha confiado ninguna responsabilidad en el nuevo organigrama del “nuevo PP”, cuando Pérez acumula una amplia experiencia política y de gestión, y cuando no abundan en el seno del “nuevo PP”, precisamente, políticos de altura que sepan estructurar y defender un ideario o una posición política, como hacía Pérez todos los días cuando, además de ser Portavoz del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid, escribía los argumentarios del PP regional. Y tampoco se le ha protegido ni consolado en sus tropiezos dialécticos, magnificados hasta la náusea por la izquierda. Antes al contrario, en el mejor de los casos, los nuevos líderes regionales le han abandonado a su suerte política y mediática.

De ahí que, desde Al Cabo de la Calle, pesando en una balanza sus aciertos y sus errores, queramos romper una lanza por David Pérez, porque consideramos que es el mejor candidato que hoy por hoy puede presentar el PP en Alcorcón, para dirigir el Partido y para renovar su candidatura a la Alcaldía. Sin que eso signifique, naturalmente, que vayamos a abstenernos, de ahora en adelante, de criticar sus errores, pues flaco favor haríamos a los alcorconeros si miráramos para otro lado. Pero más flaco favor haríamos aún a Alcorcón si dejáramos de alentar a un buen Alcalde para que presente de nuevo su candidatura.