Y no hablamos de uno de los libros más famosos de la literatura norteamericana del siglo XX. Obra de Truman Capote con la que hacía material su venganza planeada durante años contra la jet-set estadounidense. Un retrato mordaz y ácido de los vicios no tan ocultos de la alta sociedad. Todo lo que caracterizaba a Capote en su trabajo, inmortal, cobra vida a través de personajes oportunistas, fisgones y también, no podía faltar, manipuladores. Una ficción sobre la realidad que escoció en su momento, como todo lo que hacía el autor de ‘A sangre fría’.

A pesar de su importancia en la literatura universal, conviene recordar que se trata de un texto inacabado. Capote murió antes de tiempo y su pensamiento, las líneas que le faltaban por escribir, se las llevó consigo.

Esta obra inacabada, cuadro de un momento exacto de la sociedad norteamericana, se extrapola -con matices, claro está- al sur de la Comunidad de Madrid. Y más concretamente a Getafe. Como en el caso de la novela de Truman Capote, en la ciudad hay multitud de proyectos inacabados. Líneas llevadas por el tiempo, por el cambio de Gobierno o, simplemente porque no interesaban a la jet-set política. Hasta ahora.

Esos proyectos inconclusos se han ido convirtiendo con el paso del tiempo en plegarias que empiezan a ser atendidas. Hablamos, por ejemplo, de las obras del colegio Cervantes en Los Molinos. La construcción por fases de los centros educativos ha demostrado ser un auténtico fiasco. Retrasos constantes en la recepción de los trabajos ha provocado, en el caso de Getafe, que los padres se hayan encerrado en el centro durante 24 horas para, de una vez por todas, exigir la finalización del colegio. Y dicho y hecho. Porque la imagen de los progenitores junto a sus criaturas encerradas en las paupérrimas instalaciones han dado la vuelta no solo en Madrid, sino a nivel nacional, y la Comunidad ha reaccionado a esta plegaria anunciando que terminará las obras de una sola vez, previa rescisión del contrato con la anterior adjudicataria.

Claro que una cosa es atender la plegaria de los padres, y otra arremangar al gigante burocrático y ponerle a trabajar para proceder a terminar el Cervantes y otros colegios más necesitados en el resto de barrios. El escepticismo es evidente y con razón. Pero, al menos, va a servir para, como hizo Capote, retratar a muchos políticos que pueden cambiar ese disfraz oportunista por el de empleado al servicio ciudadano.

Y aquí la alcaldesa, al contrario de lo habitual, acostumbrada a los sablazos y desmanes propagandísticos, sí ha estado oportuna y ha sacado compromisos de la Consejería de Educación plasmados en papel y siendo voz populi en Madrid y Getafe. Así sí, señora Hernández.

Eso sí, una vez atendida la plegaria del Cervantes aún quedan bastantes por responder. Y no solo en el ámbito regional sino también local. Aunque con la aprobación de las nueve plazas de Policía Local, que falta hacen en Getafe, parece que la regidora getafense ha reaccionado, lo que la aleja de esos personajes que Capote solía retratar en sus escritos.