Miriam Rabaneda ha vuelto. Quizá nunca se fue y su figura simplemente estaba aletargada. En la sombra recostada. Pero a un año y medio vista de las próximas elecciones municipales, la exalcaldesa de Pinto -acuérdense, la más votada en 2015- parece haber despertado y viene a presentar batalla a un Gobierno, el de Ganemos Pinto, venido a menos, efervescente y sin ideas.

Rabaneda, además, viene con varios avales. El primero, y más importante, el de saber cómo se gestiona un municipio como Pinto. Lo hizo desde el 2011 al 2015, en los años más duros de la crisis. Y a juzgar por el rédito que dieron sus políticas y de las que se ha servido el actual Ejecutivo para gestionar la localidad, parece que no lo hizo nada mal.

Porque Pinto, todavía hoy, sigue rigiéndose por los últimos Presupuestos del Gobierno de Rabaneda y muchas de sus políticas, entre las que cabe destacar la externalización de servicios de Aserpinto, han continuado durante el mandato de Rafael Sánchez. Un alcalde que a la vista de los hechos se levanta como gurú del servicio público, firme defensor de esto, pero se acuesta y cubre bajo la manta de la privatización.

Entre esos bandazos de la política de Ganemos Pinto ha sabido pescar el PSOE local, que hasta el ecuador de la Legislatura se ha erigido como principal partido de la oposición. Gra labor, hay que reconocer, el de un equipo liderado por Diego Ortiz que ha canalizado -como hace un representante de los ciudadanos- las demandas de los vecinos arrinconados por un Ejecutivo que no escucha, no consulta y va a contracorriente solo por llevar la contraria y crear conflicto donde no lo hay.

Curiosamente, ese tiempo de oposición determinante y alternativa de gobierno ha sido el tiempo en el que Rabaneda ha descansado de su salida de la Alcaldía hasta despertar como un Golem. Y curiosamente, también, la salida de esa ensoñación que afectaba al resto del PP, se produce cuando el portavoz del PSOE y el alcalde escenifican un pacto llamado de inversiones, que a nivel material tiene sus ventajas, como refleja la rebaja del precio en la Escuela de Música; pero a nivel político parece harina de otro costal. Habrá que ver si ese acercamiento del PSOE a la izquierda radical del municipio pasa factura -o no- entre su electorado moderado.

He aquí el segundo aval con el que Miriam Rabaneda llega, nuevamente, a la primera línea de la política pinteña. Respaldada al cien por cien por los suyos, y sofocada la rebelión de Fernando González por la presidencia del PP local -integración pactada mediante, que así es como se acaban los conatos de rebeldía-, la exalcaldesa, una vez al mando absoluto del Partido Popular, aparece además entre los vecinos como una alternativa clara al actual Ejecutivo, una vez producido el acercamiento del PSOE a Ganemos. Y así su sombra, con semejantes avales, vuelve a intimidar a rivales que, eso sí, están a tiempo de reaccionar.