Getafe Cf

Huesca y Getafe firmaron tablas este miércoles (2-2) en el encuentro de ida de semifinales del ‘play-off’ de ascenso a Primera División disputado en El Alcoraz, un choque marcado por la igualdad en el que los azulones lograron una valiosa ventaja de dos goles que sería contrarrestada en el tramo final gracias a un valiente arreón oscense.

El conjunto de José Bordalás, tercer clasificado en LaLiga 1/2/3, no supo mantener la importante renta de dos goles cosechada a raíz del doblete de Jorge Molina y deberá refrendar este sábado en el Coliseum su papel de favorito al ascenso. No lo puso fácil, y no lo pondrá seguro, un Huesca que nunca se dio por vencido y salió vivo de su feudo para mantener el sueño de jugar por primera vez en Primera división.

Ya desde el comienzo se hizo palpable la tensión propia de una eliminatoria de ‘play-off’ de ascenso, con continuas interrupciones del juego y airadas protestas al colegiado en cada acción. Dicho lo cual, apenas 30 segundos le hicieron falta al Huesca para efectuar la primera llegada al área del Getafe, defendida por un Vicente Guaita en el que volvió a confiar Bordalás por delante del veterano Alberto García.

Un apresurado acercamiento de Melero con la testa metió pronto el miedo en el cuerpo a los del sur de Madrid, incapaces de frenar los veloces contraataques de Samu Sáiz. El que una vez fuese jugador azulón asumió galones y llegó a contar con una ocasión inmejorable de servir en bandeja el primer gol a Vadillo, uno de los más activos del choque, aunque no acertó con su envío final.

Tras varios minutos de poco fútbol y menos riesgos por parte de ambos conjuntos, sería el cuadro getafense quien, cogido el aire necesario para acometer su reacción, comenzó a entonarse y a buscar con más ahínco la portería de Herrera. Lo probaría antes del descanso Jorge Molina, máximo exponente del ataque azulón, con un disparo algo ‘mordido’ que sirvió como preludio de su gran segunda parte.

Y es que el delantero se guisó y se comió el primer tanto del encuentro recién comenzado el segundo acto. Sacando el máximo partido a su condición de delantero de la ‘vieja escuela’, Molina provocaba de la nada un penalti cometido por Jair que él mismo se encargaba de transformar. No cejó el ariete en su voraz apetito de gol y a falta de 15 minutos lograba su segundo tanto para hacer enmudecer El Alcoraz.

No obstante, los cambios de Anquela revitalizaron al Huesca y, precisamente uno de ellos, Vinícius Araujo, daba alas al conjunto oscense con un potente disparo nada más pisar el césped. Fruto del gol, los azulgranas se volcaron en los intantes finales sobre la meta de Guaita -salvador en un cabezazo de Carlos David-, arriesgando al máximo en sus acometidas y encontrando premio a su insistencia con el tanto postrero del empate obra de Camacho.