El Getafe llega al tramo decisivo de la competición en un envidiable estado de forma. Superado el inexplicable bache de principios de año -un punto de 15 posibles a domicilio- que le apeó del tren que conduce al ascenso directo, el equipo azulón ha vuelto a adquirir velocidad de crucero mostrando su perfil más vigoroso. Cinco victorias y dos empates en los siete últimos compromisos, con un saldo de 12 goles a favor y 2 en contra, ratifican su restablecimiento.

La consecuencia de esta palpable mejoría se aprecia en la tabla clasificatoria. El Getafe ha consolidado la tercera plaza, pero lo más relevante es que a falta de cinco jornadas -15 puntos- para la conclusión de la fase regular aventaja ya en 8 puntos al séptimo clasificado, lo que garantiza de manera virtual su presencia en el playoff de ascenso salvo que medie una hecatombe inimaginable.

Este espléndido momento de forma del colectivo azulón coincide además con un creciente respaldo de su hinchada, que en los dos últimos compromisos disputados en el Coliseum ante Nástic de Tarragona y Córdoba ha completado no menos de tres cuartas partes del aforo. Y han sido varios los centenares de aficionados que han acompañado al equipo en sus más recientes desplazamientos a Alcorcón y Zaragoza.

No es de extrañar que el estado de ánimo en el vestuario azulón rayase la euforia tras el convincente triunfo ante el Córdoba, cerfificado además con dos auténticos golazos de Faurlín y Chuli. Pepe Bordalás, sin embargo, contenía el entusiasmo ambiental y recalcaba que «el objetivo es ir paso a paso y no pasar de ahi porque todavía no hemos conseguido nada. Sé lo que es esta categoría y aquí te puede ganar cualquiera», advertía el técnico levantino, que en cuaquier caso ponderaba al masivo respaldo de la parroquia azulona, «que ha estado espectacular. La afición está enganchada porque el equipo está dando motivos para que se ilusione», apostillaba en una especie de guiño al satisfactorio rendimiento de sus pupilos en los últimos tiempos.