Entrevista Laure Manzano

El incontenible avance que la tecnología viene experimentando de un tiempo a esta parte convierte en noticia de singular relieve regresos al pasado tan sorprendentes como el de Laureano Manzano. Lo insólito del caso de este profesor afincado en Fuenlabrada y componente del Fuenla Runners no es que a sus 50 años dedique los ratos libres a devorar kilómetros. Ni siquiera que se haya especializado en las llamadas ‘ultratrail’ que a menudo superan los 100 kilómetros de distancia. Lo verdaderamente inusitado es que el calzado que utiliza son una especie de chanclas denominadas ‘huaraches’ que él mismo se fabrica y que causan sensación allá por donde pasa.

De tardía vocación atlética porque hasta hace apenas cinco años su afición al deporte la volcaba en otras disciplinas “como la bicicleta de montaña o el piragüismo”, Laure empezó a correr en 2011 “de manera aficionada. Al principio corría apenas 20 minutos y se me hacían eternos, pero ya en 2012”, relata, “participé en varias medias maratones e incluso dos maratones”.

Tal fue el aluvión de carreras en las que tomó parte durante ese año que sus pies acusaron semejante baqueteo. “Acabé con fascitis plantar en ambos pies y la San Silvestre la corrí cojeando. Tuve que parar desde diciembre hasta abril o mayo y cada vez que intentaba retomarlo la fascitis me volvía”, recuerda sin ocultar que hubo especialistas que llegaron a recomendarle ‘colgar las zapatillas’.

Sin embargo, su afanoso carácter le llevó a buscar alternativas a una retirada que se le antojaba prematura. Y encontró remedio a través de un libro. “Investigando por ahí encontré ‘Nacidos para correr’, que habla de porqué los occidentales nos lesionamos tanto y luego hay tribus perdidas que completan tiradas de más de 100 kilómetros como medio de vida y no se lesionan nunca”, señala antes de remarcar una cita del libro en la que se recoge textualmente que “las zapatillas bloquean el dolor, pero no el impacto. El dolor nos enseña a correr cómodamente. Desde el momento en que empieces a andar descalzo cambiará la forma de correr”. Y de ahí nació su idilio con las ‘huaraches’.

Entrevista_Laureano_Manzano“Cuanta más amortiguación y protecciones llevan las zapatillas actuales más enmascaran la forma natural de correr y no te duele al pisar, pero acabas lesionando otras partes”, así que cuenta que “decidí probar haciéndome yo mismo unas ‘huaraches’, que es el nombre que dan unos indios mejicanos a un tipo de calzado que utilizan a diario. Me fijé en cómo las hacían con neumático de coche y unas cintas y las hice igual”.

La mejoría fue casi instantánea. “Empecé a correr con ellas y en apenas diez días me desapareció la fascitis”, reseña, “así que desde entonces no he vuelto a comprar calzado convencional para correr”. Y no es que corra distancias irrelevantes. Ahí están por ejemplo la Madrid-Segovia, de 105 kilómetros, “en la que invertí 14 horas y media” o la conocida Trail de los Castillos, “en la que fui el primero de mi categoría e incluso me dieron un reconocimiento especial por correr con estas chanclas”.

Cierto es que hay pruebas en nuestro país en las que no le permiten participar con sus ‘huaraches’ “quizá porque aquí cuesta mucho aceptar los cambios”, pero la realidad es que este minimalista calzado le ha aportado impensables beneficios. “En mi caso la ventaja es que modifiqué la forma de correr. He notado que me han bajado las pulsaciones con el mismo ritmo de carrera y encima noto mayor rendimiento. Los mejores tiempos los estoy haciendo desde que utilizo este tipo de calzado”, especifica, “porque la cadencia de zancada es casi el doble que con zapatillas”.

Ni que decir tiene que en las carreras no pasa desapercibido y que la gente le pregunta de todo, “incluso si corro así para cumplir alguna promesa”, pero lo realmente destacable es que en los últimos tiempos sus lesiones han desaparecido por completo “y no he vuelto a visitar al fisio”, lo que le permite plantearse nuevos retos “como los 100 Kilómetros de Ronda, o el Gran Trail de Peñalara, aunque en este caso por ahora vetan competir con chanclas”.

Y no vayan a pensar, por cierto, que sus ‘huaraches’ son chapuceras. “Mi abuelo era zapatero y algo de sus genes he heredado. Por eso voy cambiando y corrigiendo cosas”, comenta antes de recalcar que cada par que fabrica “me suele durar un año, mientras a los compañeros las zapatillas les dan para un par de meses”. Puestos a valorar su coste, Laureano calcula que “me salen por unos tres euros”. Teniendo en cuenta que viene corriendo “unos 2.000 kilómetros al año” se llega a la conclusión de que pocas inversiones hay más rentables en el mundo que las ‘huaraches’ de Laure.

EL ASOMBROSO CASO DE LOS INDIOS TARAHUMARAS

Uno de los ejemplos en los que se ha basado Laureano, posiblemente el principal, tiene que ver con los Indios Tarahumaras, que habitan al norte de México en una sierra del estado de Chihuaua y están considerados los mejores corredores del mundo en grandes distancias. No en vano, se han registrado casos en los que han llegado a correr nada menos que 270 kilómetros sin detenerse.

El ultrafondista fuenlabreño recuerda que en Norteamérica se celebran diversas carreras por encima de los 150 kilómetros “en las que a menudo suelen ganar estos indios tarahumaras”, lo que le sirve para traer a colación el intento que hicieron marcas multinacionales de calzado deportivo como Nike o Adidas. “Proporcionaron zapatillas a algunos de estos indios con el fin de que mejoraran sus marcas”, explica, “pero cuando apenas llevaban cinco kilómetros recorridos se las quitaban porque no había manera de que se adaptasen”.

Eso le lleva a recalcar que “no hay que dejarse influir por los anuncios de televisión, sino ir probando cosas hasta encontrar lo que mejor te va, que en mi caso han sido las ‘huaraches’. Los humanos estamos preparados para correr largas distancias”, subraya, “y siempre lo hemos hecho con muy pocos medios”.