Cuatro partidos disputados, cuatro derrotas, un gol a favor, seis en contra, vigésimo segundo y último puesto en la tabla clasificatoria. Los números resultan inmisericordes con el Alcorcón en este arranque de curso, el peor con diferencia desde que el conjunto alfarero milita en la categoría de plata.

Cierto es que la competición no ha hecho sino comenzar, pero entre los aficionados empieza a planear la inquietante sombra de lo acontecido el pasado curso, cuando el equipo amarillo acabó salvándose a última hora después de pasarse la práctica totalidad del curso luchando a brazo partido por eludir el descenso.

El pasado domingo, ante el Zaragoza, el ‘Alcor’ logró anotar su primer gol y en la primera mitad llegó a dar la sensación de poder certificar su primer triunfo, pero tras el descanso se vino abajo y acabó encajando otra traumática derrota frente a un rival que también andaba bajo mínimos.

«El vestuario está tocado; lo que más me preocupa es que hemos ido bajando poco a poco el nivel en los partidos y nosotros no podemos regalar nada»

Juan Antonio Anquela, fiel a su proverbial manera de entender las cosas, no ocultaba la gravedad del escenario, y además de reconocer que “el vestuario está tocado”, subrayaba que “lo que más me preocupa es que hemos ido bajando poco a poco el nivel en los partidos. Y nosotros no podemos regalar absolutamente nada porque nadie va a venir con una varita mágica a cambiar las cosas. Eso”, recalcaba, “tenemos que hacerlo nosotros a través del trabajo y del orden”.

El técnico del conjunto alfarero apostaba por “guardar la calma y tratar de reconducir una situación que se nos ha puesto muy fea. Culpables somos todos, el primero yo”, concedía, “y por eso mi obligación es levantar este equipo. Ya lo hemos hecho otras veces y lo seguiremos haciendo”.