Imagen: RFEG

Hay deportistas como Roxana Popa (22 años) capaces de resurgir cual ave fénix en las más adversas circunstancias. Hacía tiempo que había desaparecido de la alta competición de gimnasia artística, disciplina en la que destacó desde muy joven, pero su retorno a la elite en el Mundial de Stuttgart ha sido de todo punto asombroso para quien no supiera de qué pasta está hecha. Nada menos que un sexto puesto en la final de suelo, en la que se quedó a tan solo 0,3 puntos de subir al podio completando una actuación portentosa y ganándose el derecho a soñar en voz alta de cara a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.

Y es que para valorar en su justa medida la dimensión de la proeza alcanzada el pasado fin de semana en Stuttgart conviene recordar que la gimnasta del Club Los Cantos Alcorcón se rompió hace cinco años el ligamento cruzado de su rodilla derecha y los dos meniscos. Y que hubo de pasar varias veces por el quirófano. Y que las lógicas secuelas de tan grave lesión y la enorme exigencia física de una disciplina como la gimnasia artística amenazaron en repetidas ocasiones con llevarse por delante la prometedora carrera de Roxana, nacida en Rumanía pero afincada en nuestro país desde los seis años.

Sin embargo, nunca terminó de arrojar la toalla y este año volvió a competir a competir a nivel nacional gracias en buena medida al empeño de Raquel García, su entrenadora en el Club Los Cantos. Entre las buenas sensaciones que iba acumulando y la confianza que siempre se le ha dispensado desde la Federación Española de Gimnasia, Roxana se plantó en la cita mundialista y tampoco esta vez se conformó con cumplir. Contribuyó primero a lograr la clasificación del equipo nacional para los Juegos de Tokyo, algo que no se conseguía desde Atenas 2004. Y luego brilló como nunca a nivel individual.

Lo hizo, además, en una final de suelo que pasó a la historia por la gesta de la estadounidense Simone Biles, otra gimnasta que hizo de la capacidad de superación un estilo de vida y que conquistó su 25ª medalla mundialista superando el anterior registro del ruso Vitaly Scherbo. Por detrás de Biles, que completó una portentosa actuación, subieron al podio su compatriota Sunise Lee y la rusa Angelina Melnikova. Popa, sexta, se quedó a tan solo 0.3 puntos de Melnikova, lo que da idea del nivel de su actuación, muy aplaudida por el público presente en el Max Schemlling Halle.

“Sobre esta final de suelo lo único que puedo decir es que me he sentido muy a gusto, que me he vuelto a sentir yo y que he encontrado mi sitio otra vez”, señalaba una exultante Roxana instantes después de su actuación en la final y justo antes de enviar un sentido agradecimiento “a mis padres, a mis entrenadores de Madrid y a toda esa gente que me ha apoyado y ha confiado siempre en mí. Ojalá pudiérais sentir lo que siento yo ahora mismo”, comentaba visiblemente emocionada.

Su hazaña tampoco pasó desapercibida para los más altos estamentos del deporte español y las felicitaciones se sucedieron a través de las redes sociales. Una de las más significativas fue la de María José Rienda, Secretaria de Estado para el Deporte y que tras un “Grande, Roxana”, subrayó que “el trabajo siempre premia. Has sabido sacar lo mejor de ti, sobre todo después de tu grave lesión y estás entre las seis primeras del mundo. Espectacular, enhorabuena, enorme”, apostillaba Rienda.

RAQUEL GARCÍA: «APOSTAMOS FUERTE POR ELLA Y NOS HA SALIDO BIEN»

En este resurgir de Roxana Popa ha tenido mucho que ver el Club Los Cantos de Alcorcón en general y su entrenadora Raquel García en particular. “Apostamos fuerte por ella y nos ha salido bien”, afirma Raquel, consciente de los riesgos que corrían “porque Rosana estaba casi retirada. Con la ayuda de la Federación Madrileña conseguimos que la becaran para hacer un curso y poco a poco fue empezando a hacer alguna cosa. Luego la inscribimos en la Liga Iberdrola sin decirle nada y pedimos ayuda al CAR de Madrid, que la recibió con los brazos abiertos y cuyo apoyo ha sido también vital”