Y es que estaba tan desesperado el candidato del Partido Popular a la alcaldía de Alcorcón que más de 24 horas tardó en reconocer, y salir a la luz, que 42 votos de miseria (entre anulados y votos del extranjero) y un poco de buena suerte le iban a dar la victoria frente a Candelaria Testa, la mujer que lidera la izquierda en esa ciudad del sur, donde una alcaldesa condenada puede ser sustituida por una ciudadana libre de toda sospecha.

Terol es, para unos pocos, el paraca que nunca se creyó que Alcorcón era su futuro. Y para la mayoría, un fruto maduro de Boadilla del Monte que pensaba que cualquier cosa es mejor, incluso Alcorcón.

Pero también un candidato con la garra suficiente, y también las ganas, de demostrar que las políticas del Partido Popular de Ayuso funcionan en cualquier sitio. También en Alcorcón.

Antonio González Terol ha trabajado esta campaña municipal como nadie antes. Y es triste que nadie se lo va a reconocer. Es el candidato que, si nadie lo supiera, hubiera dado otro rumbo a Alcorcón.

Pero se ha encontrado con la mala suerte y la maldición que le cae a esta ciudad, vaya usted a saber porqué, de que la gobierne la izquierda y la arruine.

O puede que no. Si Candelaria Testa es, como parece, la mujer de izquierdas que puede gobernar Alcorcón sin arruinarla. La que puede hacer de Alcorcón otro Alcorcón. Y conseguir que avance.

Si es que no es Terol, por fin, el ganador.