Getafe Barcelona

Es lo que tiene el fútbol, que a veces no basta jugar mejor que el contrario para ganar. El Getafe firmó otra notable actuación ante el Barcelona y durante muchos minutos transmitió la sensación de que no iba a dejar escapar los tres puntos del Coliseum. Pero volaron de nuevo, como ante el Sevilla. Y esta vez se esfumaron de entre las manos porque Valverde encontró en dos suplentes, Denis Suárez y Paulinho, el camino hacia el gol que tanto se le había resistido al colectivo azulgrana hasta la última media hora de partido.

Fue un desenlace cruel para el Getafe, que casi siempre supo cómo cortocircuitar al Barcelona y que en la primera mitad se permitió unas cuantas licencias ofensivas. De una de ellas brotó en el minuto 40 la obra de arte de Gaku Shibasaki, que empalmó un balón con similares dosis de energía y colocación. Ter Stegen solo pudo contemplar el paso del misil con destino al fondo de su portería y escuchar el estruendo que se formó en las atestadas gradas del Coliseum ante semejante golazo.

Antes pudo haber adelantado ya a los locales Jorge Molina, pero se quedó sin espacio para embocar un balón desviado por Pique -posiblemente con el brazo- que se marchaba junto al palo. También pudo igualar Messi al filo de la pausa, pero Guaita se interpuso con un vuelo sin motor que desvió el magistral lanzamiento del argentino cuando opositaba a colarse por la escuadra.

La reacción del Barça tras el descanso parecía de lógica, pero no resultó tan evidente como se presumía. Cierto es que hizo recular a un Getafe que empezaba a dar síntomas de fatiga, si bien su dominio tenía poco que ver con los interminables asedios de otros tiempos no tan pretéritos.

Sucedió, no obstante, que cuando no funciona el plan inicial, Valverde puede echar mano de gente capaz de resolver la papeleta en un santiamén y eso es lo que aconteció en el Coliseum. Dos buenos remates de Denis Suárez y Paulinho, esté último a falta de poco más de cinco minutos para el final, rescataron a su equipo de una situación de enorme exigencia y liquidaron un partido que hasta entonces olía a cuerno quemado para sus intereses.

No bajó aun así los brazos el Getafe, pero las energías ya brillaban por su ausencia y el partido se consumió sin apenas sobresaltos para Ter Stegen. Al final se repitió la historia del partido ante el Sevilla y los de Bordalás cedieron otros tres puntos sin merecerlo, pero a nadie se le escapa que las hechuras de este Getafe invitan a soñar con una permanencia relativamente desahogada, aunque otra cosa es lo que ocurra luego porque como dejábamos entrever al principio el fútbol tiene cosas que ni el propio fútbol entiende.

Resaltar por último, que Gaku fue protagonista por partida doble. Firmó un gol llamado a convertirse en el mejor de la jornada y tuvo que retirarse lesionado en los primeros compases del segundo tiempo. Habrá que esperar a conocer el alcance exacto de sus molestias, pero lo que parece seguro es que su baja supone un serio contratiempo para el Geta.