Si de algo puede presumir España es de su riqueza lingüística, de refranes y frases hechas que sirven para plasmar a la perfección una realidad, como que en Getafe hay un Gobierno, el de PSOE y Podemos, que se toma por el pito del sereno la delincuencia que sufren los vecinos a diario. Mientras se obcecan en negar la inseguridad, las imágenes les ponen en evidencia.

Ya decía Isaac Asimov que «negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho». Y ese, en Getafe, es que la criminalidad no deja de subir. El último dato del Ministerio del Interior dice que más de un 9%. Y como decíamos, las imágenes retratan a un Ejecutivo estéril frente a los delincuentes. Como que, en los últimos días, se hiciera viral como los cacos reventaban el cristal de una cafetería y se llevaban las máquinas del interior.

Y no, no es un hecho aislado, pues a otro hostelero de la localidad, otrora conocida como la capital del Sur y hoy paraíso de los amigos de lo ajeno y los criminales que campan a sus anchas, recibió varios hachazos en la cabeza, víctima del enésimo robo que debería sonrojar a los actuales gobernantes.

Socialistas y comunistas de Podemos que niegan la evidencia. Ya no es dotar de mejores medios a los policías locales y coordinarse con la Policía Nacional, sino contar con planes de actuación, de intervención y, sobre todo, prevención. Siempre habrá delitos, obviamente, pero está en las manos de los responsables políticos de la Seguridad getafense, el hacer que éstos no se disparen cada trimestre.

La actual concejal, la socialista Elisabeth Melo, no hace más que poner parches, echar balones fuera y tratar de salvar con excusas su lamentable gestión al frente de uno de los departamentos más importantes. Su cerrazón por no escuchar, no ya a la oposición, sino a los propios policías, no tiene sentido. En política hay que actuar, pero también escuchar y si no sabe, dimita. No hacen falta emisoras de radio para esto, simplemente voluntad política.

Eso sí, la responsabilidad va en cascada, y como máxima figura en este sentido está la alcaldesa, Sara Hernández. A estas alturas, tras ocho años de Gobierno decadente, poco se puede esperar de quien dijo que estaría dos legislaturas solamente y aspira a una más. No está de más seguir predicando en el desierto, así que volvemos a pedirle a la primera edil de Getafe, al menos hasta la fecha, que baje de las nubes y se tome en serio la galopante inseguridad que sufre la ciudad.

No banalice las estadísticas del Ministerio del Interior, ni las penurias que sufren hosteleros a los que revientan sus negocios; o los propios getafenses que se despiertan y ven cómo les han birlado el catalizador de su coche. Sea humilde, entone el mea culpa y póngase a trabajar por el bienestar de sus jefes: los getafenses. E, igualmente, si no sabe, márchese y deje a otros que, en vez de negar la evidencia, la atajen.