Carlos Delgado ULEG

Nueva polémica en Leganés. El director general de Sostenibilidad y Servicios a la Ciudad, Javier Márquez, denunciaba al líder de ULEG, Carlos Delgado, por una presunta agresión cuando se encontraban en su despacho observando unos papeles del Consistorio pepinero. Reunión en la que también estaba uno de los adláteres de Delgado: Carlos Aranzana, que habitualmente acude a este tipo de reuniones.

La noticia estallaba como la pólvora, como no podía ser de otra manera. Al día siguiente Márquez, brazo en cabestrillo mediante y acompañado del alcalde, Santiago Llorente, se reafirmaba en su postura y mantenía la denuncia contra Delgado y su versión de lo ocurrido.

¿Y qué hacía el susodicho denunciado? Contratacar con una grabación donde, presuntamente, desmentía el relato de Márquez. Es decir, que Carlos Delgado, junto con Aranzana, había acudido a la reunión, previamente, con una grabadora para grabar vaya usted a saber el qué. Según su versión, como medida de protección porque lo que avecinaba. Vamos, que ya iba predispuesto a que algo iba a suceder en la reunión. Excusatio non petita…Ya saben.

A partir del incidente, con las dos versiones sobre la mesa, se montó el circo. Y ahí se mueve como pez en el agua Carlos Delgado. Maestro de la farándula en las redes sociales, empezó un escarnio contra todos los que daban por buena la versión de Márquez en un claro síntoma de nerviosismo. A razón de seis-siete tuits al día, menospreciando al alcalde y su director general. Y sí Delgado era pequeñito en su queja, más grande se hacía con su habitual legión mediática lanzando improperios. Más aún cuando en el Pleno se presentaban mociones cruzadas pidiendo dimisiones y reprobaciones por doquier. Llegando Delgado, el líder de ULEG, a amenazar con llevar al Juzgado a aquellos que secunden la postura del PSOE.

Vamos que ni el recordado Carlos Arniches, maestro del sainete, lo hubiera plasmado mejor en cualquiera de sus cómicas obras. Y todo quedaría en eso, en una comedia, si no fuera porque los personajes son reales. Tan reales que, al año, se llevan del erario público hasta 60.000 euros de sueldo. Tan reales que, a la más mínima, amenaza con juzgados y tribunales por cualquier cosa, como si la Justicia no estuviera ya lo suficientemente colapsada y necesitara un juzgado para él solo con todas las causas judiciales que acarrea a su espalda. Tan reales que, a diario, someten a escarnio y llevan a la práctica actitudes chulescas y chantajistas más propias de barra de bar que de un representante público.

Porque Carlos Delgado, el sicofanta de Leganés, se olvida que es un servidor público. Expuesto a las críticas de quienes pagamos su sueldo. Jugoso por cierto. Y leerá estás líneas y volverá otra vez a montar su circo con enanos y cabezudos incluidos. No faltará nada en sus exabruptos. En un claro síntoma de nerviosismo puesto que, y aquí una pieza fundamental para entender toda esta cortina de humo auspiciada por ULEG, la comisión de investigación del concejal de su partido, Carlos Delgado, ya está convocada para dar respuestas a tantas preguntas antes formuladas…