Ya ha pasado un año. 365 días desde que este periódico destapase el caso del misterioso concejal pepinero que hizo saltar la banca de las cotizaciones a la Seguridad Social. Un episodio que ya dijimos era digno de ser tratado por la serie ‘¿Cómo lo hacen?’ de Discovery Max. Porque eso de conservar el puesto de trabajo en una empresa privada y, al mismo tiempo, ¿trabajar? al 80% de dedicación en el Ayuntamiento de Leganés, da como resultado un 180% de dedicación laboral.
Ya entonces, cuando la noticia bullía por los pasillos del Ayuntamiento de Leganés, advertimos que el superhéroe vecinal y el Sr. Almagro, el protagonista de esta historia producida por ULEG, se dignaron ofrecer una explicación coherente de por qué un señor que está presuntamente al 100% en una empresa privada tiene que cobrar el 80% de una dedicación exclusiva en el Ayuntamiento de Leganés a razón de 40.000 euros al año. Y no la dieron porque no la hay. Tampoco un año después.
Igual que tampoco hay explicación a por qué, después de todo este tiempo transcurrido y tras aprobar el mismísimo Pleno una comisión para investigar semejante misterio vecinal que ni Iker Jiménez lograría escrutar, dicha comisión no ha sido puesta en marcha por el resto de partidos políticos. Una demora que no hace más que evidenciar la vergüenza política que vive el municipio. Más bien: desvergüenza de los partidos políticos, empezando por ULEG y contaminando al resto de formaciones.
Porque en esos corrillos donde estalló como la pólvora el caso del susodicho concejal Almagro perteneciente al partido ULEG, se deja caer en el aire la pregunta sobre una presunta financiación irregular del partido. Los políticos de Leganés tiran la piedra en secreto pero, por cobardía y a la luz pública, esconden la mano. Una pregunta, la de la financiación, como tantas otras cuya respuesta se encuentra y debe hallarse en una comisión que nació en el Pleno para averiguar la verdad. Que hoy está ausente y de la que nadie quiere hacerse cargo por el momento.
Parece que en noviembre, según desvela a este medio el teórico presidente de la misma, Rubén Bejarano, empezarán las pesquisas sobre el caso del misterioso concejal. Pero del dicho al hecho hay un trecho. El mismo recorrido que separa a los valientes de los cobardes. Unos partidos: PSOE, PP, IU, Leganemos y no adscritos que parecen temerosos de la ira tuitera del sicofanta de Leganés. Ya saben a quién nos referimos. El señor Carlos Delgado, todopoderoso líder de ULEG y que vive de la sopa boba de las arcas municipales. Aspirante eterno en la oposición, cuya cara de hormigón armado y su moral de fariseo parecen tener acongojada a toda la Corporación, sin excepción.
Leganés no se merece unos concejales atemorizados por los esputos verbales del superhéroe vecinal. Y si algo queda de dignidad política entre sus señorías representantes de todos los pepineros, la comisión Almagro tiene que empezar a la voz de ya, sin más dilación. Un año después, la vergüenza no puede continuar.
ENCUESTA: ¿Cree que se convocará en noviembre la comisión del ‘caso Almagro’?