La seguridad en Pinto no pasa por su mejor momento. Más aún, no es valor seguro. No ya el hecho de que la ciudad sea la tercera de la Comunidad de Madrid con mayor tasa de criminalidad en el primer trimestre del año, como evidencia el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior. Sino en lo que atañe a la polémica “usurpación” de competencias de PIMER Protección Civil al Cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid, como estos han denunciado en reiteradas ocasiones.
Existe un protocolo firmado por el concejal de Seguridad, PIMER y Protección Civil de Pinto, Raúl Sánchez Arroyo, y los bomberos donde se limitan las competencias de uno y otro cuerpo. Así, los miembros de PIMER tienen atribuida una labor de contención y prevención que desde luego no les habilita a, por ejemplo, apagar un incendio o retirar enjambres de abejas de la vía pública. Más que nada, porque son dos tareas de extrema peligrosidad para las que sí están preparados los bomberos, gracias a unas durísimas oposiciones que no son unos meros cursos de formación teórico prácticos.
Las competencias atribuidas a PIMER no les habilita, desde luego y por ejemplo, a la extinción de incendios o la retirada de abejas de la vía pública
Así pues, los miembros de PIMER, en caso de incendio, deben primero remitir el aviso a los bomberos que, en menos de cuatro minutos -y no más- se personan en Pinto gracias a que la ciudad está rodeada de Parques de Bomberos, aunque sea el de Parla el que presta este cometido que cada año le cuesta 1.6 millones de euros al erario público pinteño. Después de pasar dicho aviso, no deben hacerse los héroes y sí facilitar en todo momento el trabajo a los bomberos, como decimos auténticos capacitados para hacer este trabajo.
Esto que parece de Perogrullo, en cambio, en Pinto no se cumple. ¿Por qué? ¿Será porque, el Ayuntamiento, aparte de pagar esos 1,6 millones de euros por el servicio de bomberos, debe justificar que los 250.000 euros que recibe PIMER al año sirven para algo? ¿O será porque el actual Ejecutivo de Ganemos Pinto no tiene la suficiente valentía para solicitar que en Pinto se construya un Parque propio de Bomberos y así enfrentarse con los responsables de PIMER? ¿Qué temen Rafael Sánchez y su concejal de ‘Inseguridad’ Raúl Sánchez?
Son preguntas que no han contestado porque es más fácil hacerse la víctima de una especie de contubernio de los bomberos contra el Gobierno local, que dar la cara. En vez de mirar por la seguridad de los pinteños, el Gobierno de Rafael Sánchez y Ganemos Pinto se dedica a falsear la realidad y arremeter contra un cuerpo cien por cien capacitado para la extinción de incendios.
¿Qué temen el alcalde de Pinto, Rafael Sánchez, y su concejal de ‘Inseguridad’, PIMER y Protección Civil, Raúl Sánchez?
¿Acaso confiarían ustedes una operación de corazón a un carnicero en vez de a un médico especialista en cardiología? ¿O se montarían en un avión pilotado por un conductor de caballos en vez de un auténtico piloto de aeronaves? ¿O en vez de llamar a la policía, en caso de robo, llamarían al portero de 13 Rue del Percebe -con todos nuestros respetos a cada profesión-?
Todas las respuestas son obvias salvo en Pinto, donde los responsables políticos se toman a la ligera una cuestión tan sensible como la seguridad.