Rueda prensa rafael sanchez

Atila, el terror de Roma, fue el último caudillo que llevó a los hunos a una de sus épocas de mayor esplendor. Dice la leyenda que allá por donde pisaba su caballo no crecía la hierba, si bien esta afirmación valía más para atemorizar a unos romanos desbordados por la barbarie y que acabaron sucumbiendo al poder del terrible dictador huno.

Ese rodillo vive hoy el pueblo de Pinto gracias a un alcalde, Rafael Sánchez, que allí por donde pasa deja notar su huella. Bien es cierto que entre las atribuciones del regidor no está la de hacer llover y paliar los efectos de una sequía que se está haciendo notar en las zonas verdes de la localidad, tal y como denuncian desde Ciudadanos y los vecinos en redes sociales. Ese universo digital desde el que Sánchez, el alcalde Matrix, gusta de gobernar y atacar a los que no piensan como él. Y si puede hacerlo de la forma más mezquina, mejor. Que se note la pisada del regidor tanto o más que la del terrible Atila.

Como decimos, el trabajo de Rafael ‘Atila’ Sánchez no es el de hacer llover. Pero sí es su trabajo y obligación el de instar -y si no él mismo, sí su equipo de Gobierno al que se le presupone cierto mando en plaza- a la empresa que gestiona el servicio de mantenimiento de zonas verdes, jardines y limpieza viaria, que tome cartas en el asunto y resuelva los problemas del sistema de riego, por un lado, y el replanteo de especies, por otro. Todo con el objetivo de reducir, o intentarlo al menos, esa falta de precipitaciones.

Rafa-sanchez-pinto-confianzaEn caso contrario, Pinto está abocada a lucir una imagen seca, gris y marchita. Muy parecida a esa cara que, por momentos, ofrece su regidor. Y es que ya recordamos en anteriores ediciones el doble rostro de Rafael Sánchez emulando al Doctor Jeckyll y Mister Hyde. El alcalde que es capaz de llegar a acuerdos con el PSOE, siempre el bienintencionado PSOE, pero que al momento pone ‘patas arriba’ el Pleno y ataca a todos sin miramiento y sin dejar títere con cabeza.

Ya sea, pues, por omisión, como el caso de las zonas verdes, o por acción, lo cierto es que allí donde la voluntad de Rafael Sánchez se hace manifiesta, allí que, como en tiempos de Atila, la hierba no vuelve a crecer. Si no recuerden el fallido proyecto del skatepark, donde primero se hizo oídos sordos a los aficionados de este deporte y a día de hoy ni está ni se espera una instalación tan demandada.

O aquella subvención que iba a recibir PIMER Protección Civil a falta de un convenio que debía firmar el propio regidor para regularla y que finalmente no se ejecutó, esfumándose la ayuda en favor de los voluntarios. Y qué decir de los pobres ancianos de la Residencia Dolores Soria que, camino de un año ya, en plenas Navidades, sufrieron en sus carnes el rodillo del Gobierno de Sánchez. O las trabajadoras y auxiliares de Aserpinto, ninguneadas un día sí y otro también. Y los usuarios del gimnasio municipal, en pie de guerra por la externalización del servicio.

Ejemplos que dejan en evidencia al regidor pinteño y a su equipo. Muestras de un alcalde amortizado a un año y medio de las elecciones.