Getafe ha sido una de las ciudades de la Comunidad de Madrid más castigadas por la histórica borrasca Filomena. Y aunque desde el jueves que empezaron las nevadas hasta hoy, los equipos de emergencia trabajan a destajo, no parece que sea así en el Ayuntamiento.

Y es que algunos barrios, como Kelvinator o El Bercial, están incomunicados todavía. Aunque los vecinos entienden la magnitud del temporal que ha arrasado la ciudad, no así la actitud de un Ayuntamiento y empresas municipales, como LYMA, que no atienden las llamadas cuando se notifica alguna caída en la vía pública por el hielo y se requiere más sal para evitar males mayores.

Un ejemplo es la vía de servicio en la zona de la John Deere, Mercadona, Juzgados y el IBIS, utilizada a diario por miles de vehículos que ahora mismo patinan sobre el firme, si quieren acceder a la A-42. Para muchos es su modo de transporte para acudir al trabajo y aunque se ha pedido pacientemente al Ayuntamiento más sal en esta zona, nadie atiende la llamada.

El último ejemplo es de hace unas horas, en plena noche ya, un camión que abastecía de víveres a los supermercados, ha tratado de frenar pero ha patinado con el hielo, estampándose contra el puente.

CAOS EN EL REPARTO DE SAL

Sobre la sal, el Consistorio inició ayer lunes la entrega en varios puntos de la ciudad, pero empezó con retraso, algo que no es una novedad en Getafe desde que Sara Hernández es alcaldesa y a todos sus actos nunca llega a la hora. Esto provocó aglomeraciones, en plena tercera ola de Covid-19 y quejas vecinales en redes sociales.

Por si fuera poco el estado de las calles, convertidas en pista de patinaje por la insuficiente sal esparcida, en El Bercial, cuando cae la noche, no se hace la luz. Otro clásico, la falta de iluminación en Getafe, que ahora es más peligroso si cabe, por la pendiente resbaladiza. Sobre todo en los accesos por los puentes que saltan la A-42, muchos de ellos aún intransitables.