La noche del viernes 13 de noviembre de 1992 la historia de España iba a cambiar para siempre. Esa noche desaparecieron en la localidad valenciana de Alcàsser Miriam, Toñi y Desirée, tres jóvenes de catorce y quince años, cuando se dirigían, tras hacer auto stop, a la discoteca Coolor en Picassent. Arrancó entonces una batida para encontrar a las conocidas como ‘Niñas de Alcàsser’ de las que nunca más se supo…

Hasta 75 días después, el 27 de enero de 1993, cuando sus cuerpos fueron hallados en La Romana con signos de violencia extrema. Fueron secuestradas, torturadas, violadas y asesinadas. Los responsables, al menos por sentencia judicial: Miguel Ricart y Antonio Anglés. Éste último nunca llegó a ser detenido pues logró huir -o le dieron matarile- y su paradero, casi treinta años después, sigue siendo desconocido.

Juan Ignacio Blanco y Fernando García en una foto de archivo

Sin embargo las dudas en la autopsia de los cuerpos, las declaraciones inconexas y contradictorias de Ricart ante la Guardia Civil y el juez y la obstinación de Fernando García, el padre de Miriam, junto al periodista y criminólogo Juan Ignacio Blanco, hicieron saltar las alarmas de que en el crimen de Alcásser había algo más que lo que se contaba. Teorías que implicaban, supuestamente, a autoridades públicas y sectas satánicas. Todo ello sumado a una cobertura mediática sin precedentes en España que ahora, 27 años mediante, ha recuperado Netflix en la serie documental El caso Alcàsser.

Bambú Producciones, equipo responsable de Lo que la verdad esconde: El caso Asunta, está detrás de un trabajo riguroso y exhaustivo de los hechos que recoge en cinco horas toda la historia del asesinato de las niñas de Alcásser desde 1992 hasta la actualidad. Un torrente de testimonios, documentos exclusivos y grabaciones inéditas de alto valor pedagógico e informativo. Un compendio magnífico de nuestra historia reciente que disparan más aún las teorías sobre lo que verdaderamente les ocurrió a las desafortunadas Miriam, Toñi y Desirée.

El caso Alcàsser pone sobre la mesa todo lo que se sabe hasta la fecha. Objetiva y técnicamente hablando es brillante. Un trabajo pulcro, milimetrado y detallado sobre un crimen que traspasó nuestras fronteras y que sigue siendo objeto de controversia. Y ese es realmente el triunfo del documental dirigido por Elías León y producido por Ramón Campos: servir las herramientas para que el espectador saque sus propias conclusiones. Unida a esa radiografía de la sociedad de la época y su evolución.

¿Fueron Ricart y Anglés? ¿O fueron simplemente cabezas de turco de un entramado sectario más peligroso? ¿Qué buscaban realmente Fernando García y Juan Ignacio Blanco? ¿Y el papel del profesor Frontela? ¿Fue la instrucción del caso todo lo diligente que debió ser? ¿O la magnitud del crimen sobrepasó a las autoridades de la época? Preguntas y más preguntas cuya respuesta está en el criterio del espectador gracias al material que se le sirve en bandeja.

La derogación de la Doctrina Parot permitió a Miguel Ricart, único condenado por el caso, salir en libertad

Incluido el lamentable, bochornoso y demencial trato informativo que dieron los medios de comunicación de la época. Amarillismo puro. Morbo sin filtros. Una utilización del dolor que se recopila brillantemente en este documental.

La miniserie te deja por momentos ojiplático por esa cobertura informativa, en el sentido de que las víctimas, las brutalmente asesinadas niñas de Alcàsser, pasan a un segundo plano mientras el show continúa. No es de extrañar que muchos de los protagonistas de este lamentable capítulo informativo de nuestra historia declinaran participar en el documental de Netflix -la presencia de la familia Anglés, en ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, es algo vomitiva-.

ACTUALIDAD: RESTOS ÓSEOS Y LA MUERTE DE JUAN IGNACIO BLANCO

Para bien o para mal, Netflix ha vuelto a dar en el clavo. Obviando la ‘manipulación’ propagandística de una parte del documental -feminismo y cumplimiento íntegro de las penas de los asesinos y violadores no pueden desligarse- lo cierto es que la plataforma no ha podido ser más oportuna y remover conciencias y curiosidades del público.

Hace una semana fallecía el periodista y criminólogo Juan Ignacio Blanco, que siempre puso en duda la versión oficial

Tal es así, que recientemente una pareja que había visto el documental halló restos óseos en la finca de la Romana, donde hace 27 años aparecieron los cuerpos de las niñas. Una serie de falanges humanas que están en posesión de la Guardia Civil para ser analizadas y, quién sabe, arrojar luz a la predicción del doctor Frontela, que confesó a Iker Jiménez en Cuarto Milenio hace tres meses: “Saldrá una tercera vía”.

La cosa no queda ahí, sino que un día después de aparecer estos restos, moría tras un largo cáncer el periodista y criminólogo Juan Ignacio Blanco, héroe para muchos, villano para otros tantos. Un día en el que, casualidades de la vida, Facebook, Instagram y WhatsApp se caían literalmente e interrumpían su servicio, lo que alimentaba aún más las mentes conspiranoicas en torno a -como dice Iker- nuestro propio JFK.