Antonio Miguel Carmona y Pedro Sánchez (Foto: AGENCIAS)

El refranero español es sabio. Mejor dicho: muy sabio. Y entre una de tantas locuciones se encuentra esa que dice: Dame pan y dime tonto. A la que se podría unir la de: Donde dije digo, digo Diego.

Es verdad que todo el mundo tiene derecho a una, dos, tres y cuatro oportunidades. Las que sean. Si algo tiene la vida es que sus caminos son inescrutables, y quien más quien menos se la ha tenido que envainar por un cambio de opinión, juicio o perspectiva ante un acontecimiento. Uno no es ni piensa igual cuando tenía 20, 30, 40 o 50 años. La vida evoluciona y el cambio es necesario. Sin embargo, convendrán con nosotros en que hay casos y casos.

Esto nos lleva a la figura de un histórico socialistas como Antonio Miguel Carmona. Diputado por el PSOE en la Asamblea de Madrid en dos etapas: entre junio de 1999 y diciembre de 2002, y entre junio de 2011 y junio de 2015. Posteriormente fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Madrid en las elecciones municipales de 2015. Arrancó la legislatura como portavoz del PSOE, pero a los pocos meses fue sustituido por su compañera Purificación Causapié.

“Hay persona que tienen valor y personas que tienen precio. Yo no tengo precio”, decía el socialista Carmona, antes de fichar por Iberdrola como vicepresidente

A pesar de no estar al frente de la Portavocía, Carmona se mantuvo como edil los cuatro años en el Consistorio madrileño presidido entonces por la alcaldesa Manuela Carmena. De hecho, para que no gobernara la exjueza, la entonces concejal y líder del PP, Esperanza Aguirre, que fue la fuerza más votada, le ofreció ser alcalde, pero éste declinó, en un alarde de moral y ética que siempre ha abanderado en tantas tertulias ha participado.

No hace tanto tiempo defendía que “Hay personas que tienen valor y personas que tienen precio. Yo no tengo precio”. Incluso este verano (agosto de 2021), en su cuenta de Twitter, manifestaba que: “No tengo ninguna simpatía, ni por Iberdrola, ni por ninguna multinacional eléctrica. Al contrario, he denunciado que el sistema marginalista genera grandes beneficios extraordinarios y que el Gobierno debe actuar cuanto antes”.

Si ‘La muerte tenía un precio’, como nos enseñó Sergio Leone en la gran pantalla, al final Carmona también lo tenía. Y así este fin de semana desayunábamos con la noticia de que el socialista- hoy sin cargo en el partido, pero una de sus voces relevantes- será el vicepresidente de Iberdrola.

Más que una puerta, un Arco del Triunfo, en plena escalada del precio de la luz, un 200% más cara que hace un año. Eso de lo que no le gusta hablar a Mariano Bacigalupo, consejero de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y además, marido de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, la que quiere que laves y cocines a las 8 de la mañana, mientras goza de un sueldo público de 79.746,24 euros brutos al año.

Esto solo viene a demostrar una vez más esa España de dos velocidades. Ahí está esa España que madruga, paga un 21% extra de todo, más el IRPF y acusa la inflación de precios en su cesta de la compra. Esa España a la que le dicen que quizá, tal vez, a lo mejor tenga que trabajar hasta los 75 años.

Y luego está la otra: la de los Carmona, Bacigalupo y Ribera, que viven de todo lo anterior y más, mientras se permiten el lujo de sentar cátedra por los platós de televisión. Esta es nuestra España del siglo XXI.