Todo comienzo tiene un final. También los semáforos de la A-5, que afortunadamente dejarán de funcionar este miércoles, 26 de junio. Y lo hacen cuatro meses después de que empezarán a amargar la existencia de los conductores que habitualmente utilizan está vía para acceder a la capital. Ya sea por trabajo, estudios o simplemente placer.
Hoy en Arroyomolinos, Alcorcón, Móstoles o Fuenlabrada respiran más tranquilos, pues si algo han demostrado los semáforos de la A-5 es su completa inutilidad. Peor aún, un verdadero peligro que ha provocado más de un susto en conductores que, por el frenazo a evitar una multa, eran embestidos por detrás por otro coche. Sin contar el tiempo que se ha perdido en tratar de llegar a la capital de España. Quién va a devolver ese tiempo y salud a los madrileños del sur.
Hoy los vecinos del sur de Madrid respiran más tranquilos, pues si algo han demostrado los semáforos de la A-5 son su absoluta inutilidad
Algún día, la hoy exalcaldesa -por suerte- de Madrid y su equipo, es decir, Manuela Carmena y compañía, deberán dar cuenta de por qué urdieron semejante despropósito en los accesos a la capital por la A-5. Si ellos mismos, meses antes de su entrada en vigor, reconocían en diversos estudios que los semáforos iban a disparar las retenciones un 350% -y en consecuencia la contaminación-, por qué se obcecaron en colocarlos. Cuál era la auténtica razón de esta demencial decisión en un área, la movilidad, que no está hecha para las ocurrencias del Gobierno de turno.
Manuela Carmena y su equipo, como decimos, han actuado en este asunto como aquellos monarcas del Despotismo Ilustrado. Ya saben: ‘todo para el pueblo pero sin el pueblo’. Con una actitud paternalista, el Ayuntamiento de Madrid decidió que poner semáforos en la A-5 era lo mejor para los ciudadanos. Sin consultar, sin estudio de viabilidad y reconociendo, como decimos, el aumento de las retenciones.
El problema es que Madrid, en tanto capital de España, es patrimonio de todos los españoles. También de los madrileños que viven lejos de la almendra central o de municipios limítrofes como Alcorcón, Fuenlabrada, Móstoles o Arroyomolinos. Y así se lo han dicho en las urnas tanto a Carmena como a sus marcas afines de la zona. No hay más que ver como la participación en los barrios -curiosamente algunos atravesados por la A-5- que por tradición son más de izquierdas no han ido a votar en estas pasadas elecciones.
En la lucha por acabar con la contaminación, el soterramiento de la vía se plantea como la mejor alternativa. Y ese debe ser el objetivo del Ayuntamiento
Ahora, al menos por el momento, en la capital hay una administración que cumple. Dijo que quitaría los semáforos de la A-5 y lo ha hecho. Queda el asunto de Madrid Central que ni por asomo es lo mismo, pues detrás está Europa y en este caso sí se ha demostrado más efectivo contra la contaminación.
Obviamente preservar le medio ambiente de malos humos es una lucha que concierne a todos. Que no se va a ganar con unos semáforos que crean más problemas de los que solucionan. Y en ese objetivo, el soterramiento de la vía se plantea como una alternativa más fiable. Si de verdad hay intención de acabar con la contaminación y, sobre todo, dinero en la caja, este tiene que ser el siguiente objetivo del Ayuntamiento de Madrid.