Es lo que tienen los derbis, que de poco valen las rachas previas o los presuntos favoritismos. Al de este viernes llegaba mejor avalado el CD Leganés, que encadenaba seis compromisos sin perder (cuatro de Liga y dos de Copa) y encima jugaba en casa. El Getafe por el contrario comparecía relativamente maltrecho en Butarque tras su traumática eliminación copera y otras dos derrotas más en Liga.

Los pronósticos concedían, pues, no pocas opciones a los de Aguirre. Pero este derbi solo ha tenido color azulón -en este caso pistacho-, el de un Getafe que ha dominado el duelo de cabo a rabo y ha puesto punto final a su bache de resultados con una concluyente victoria ante el eterno rival. Con todo lo que eso suele tener de impulso anímico.

Los de Bordalás se han plantado en Butarque con la misión de desconectar cuanto antes a un anfitrión que parecía cargado de confianza y lo han conseguido desde el pitido inicial. Cada jugador pepinero que recibía el balón se las veía y se las deseaba para poder precisar con criterio el destinatario de su pase a consecuencia de la agobiante presión visitante, que un partido más colocaba la línea muy arriba y cada pelota que recuperaba se traducía en una ocasión de peligro.

Los goles, además, han sonreído bien pronto al Getafe. Leandro Cabrera, de cabeza, ha firmado el primero a la salida de un córner en el minuto 11. Apenas diez después, Nyom ha rubricado el segundo, también con la testa. Y tanto lo ha celebrado que la afición del ‘Lega’, su equipo la pasada temporada, se ha puesto de uñas con el franco-camerunés. Entre eso y que ya tenía una amarilla, Bordalás ha decidido retirarle a la media hora dando entrada al nigeriano Etebo, que se estrenaba de esta manera en Liga.

El Getafe tenía el partido de punto de caramelo y la guinda la han puesto entre Molina y Mata. El primero ha vuelto a hacer un requiebro a la edad al recoger un balón, poner el turbo en pos del área local, driblar a su par con maestría y encarar a Cuéllar. Pero con el rabillo del ojo ha debido ver mejor colocado a su compañero y le ha cedido el balón para que remachase a placer el tercero en el minuto 32′.

Y ahí se ha acabado la historia del derbi porque los de Bordalás han decidido meter lo que quedaba de partido en cloroformo y Aguirre no ha sido capaz en esta ocasión de darle una sacudida al encuentro. Lo ha intentado poniendo una línea de cuatro en defensa y dando entrada de manera progresiva a Recio, Arnáiz y Ruibal, pero poco o nada han podido aportar ante un contrincante que no ha concedido la más mínima licencia y que un tiempo después ha vuelto a exhibir su afilado colmillo justo donde más falta le hacía.