En la mitología griega, ‘Pegaso’ es el caballo alado de Zeus, Dios del cielo y de la tierra. ‘Pegaso’ nació de la sangre derramada por Medusa, cuando Perseo le cortó la cabeza, y cuando vuela, además de agitar las alas, mueve las patas como si estuviera trotando y galopando por los cielos.

La leyenda también cuenta que ‘Pegaso’ fue capturado por el héroe Belerofonte, quien cabalgando al equino dio muerte a la Quimera, bestia de múltiples cabezas. Sin embargo Belerofonte era excesivamente ambicioso y como jinete, conseguida la victoria, obligó al corcel a llevarlo al Olimpo para convertirse en un dios. Zeus, cabreado por la osadía del héroe, lo derribó de la forma más ridícula: con la picadura de un mosquito. ‘Pegaso’ se precipitó a la tierra y dejó lisiado a Belerofonte, condenado a vagar por el mundo recordando su gloria pasada.

Hoy ‘Pegaso’ y Belerofonte tienen otra lectura. La ambición desmedida, temeridad u osadía del segundo bien podrían ser calificativos para definir la gestión del Gobierno de España, que cabalga a lomos de un corcel llamado inflación. Aparte esta, curiosamente, que ‘Pegasus’ podría ser el ‘insignificante’ mosquita que acabará con la insolencia, desvergüenza y descaro de este Ejecutivo.

El sistema de espionaje con el que Pedro Sánchez quiere salvar los muebles, culpando al CNI (otra institución que se pudre en cuanto la toca su ‘Sanchidad’), y que según la ministra de Justicia, Pilar Llop, no interesa a los españoles, porque “yo creo que ni lo entienden”.

A Moncloa siempre le interesó la subida de precios. El Gobierno se aprovecha de esa inflación disparada, que galopa y patalea por los aires a unos españoles, que soportan y ven como el 40% de su sueldo se destina a pagar impuestos

La arrogancia de este Gobierno de 22 ministros y presidente mediante recuerda a ese Belerofonte, que acabó condenado a vagar por el mundo, con la única compañía de su memoria pasada, recordando días mejores. Y es que hoy, el Gobierno se aprovecha de esa inflación disparada y de la que saca tajada.

Un IPC que vuela y patalea por los aires, dejando tras de sí coces que sufren las familias de españoles, que soportan y ven como el 40% de su sueldo se dilapida en impuestos, para sostener, en teoría, unos servicios públicos de calidad. Miren sino el Cercanías. Cuando en la práctica, esos impuestos sufragan la fiesta de este Ejecutivo socialista, para gloria de su narcisista presidente.

A Moncloa siempre le interesó la subida de precios y no solo por llevarse vía impuestos su parte correspondiente. También para luego vender a través de sus sucursales que hace algo para aliviarla, como la medida de subvencionar con el dinero de todos el combustible. Un ‘win win’ de manual que tiene los días contados.

La insolencia se paga, y los españoles estamos hartos de tanto descaro. Como ‘Pegaso’, el Gobierno y la inflación caerán. Es cuestión de tiempo.

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