39 años como médico internista avalan la trayectoria de Javier Marco, que tras dirigir en la primera ola el milagro de IFEMA, hoy hace lo propio en el Hospital Enfermera Isabel Zendal.

Para bien o para mal, el Zendal está en boca de todos, y hemos hablado con Marco, que despeja de un plumazo todas las polémicas.

¿Cuál es la situación asistencial en este momento, en cuanto a profesionales, pacientes, altas y UCI??
A lunes, unos 400 pacientes. Crecemos no muy rápido. Aunque recibimos una media de 80 pacientes diarios, tenemos un volumen de altas bastante alto. Por ejemplo, hoy hemos dado 80 altas, con lo cual el crecimiento sería de 0.

De trabajadores tenemos algo más de 1.100, incluyendo médicos, enfermeras, auxiliares de clínica, celadores y personal no sanitario, claro está. Dentro del hospital están pacientes de hospitalización convencional, que ves normalmente en camas de hospital; luego pacientes en UVI, que ahora mismo son 16 y vamos a crecer a 20.

Y luego lo más espectacular es lo que se llama una Unidad de Cuidados Intermedios, que ni están en UVI, ni están en hospitalización. Son pacientes que necesitan un volumen de oxígeno muy alto, que se lo proporcionamos con ventiladores que no hace falta que estén sedados ni intubados. Les quitamos ese riesgo y proporcionamos altísimos flujos de oxígeno.

¿Cuántos pacientes hay en esta Unidad?
La Unidad de Cuidados Intermedios es de 38 pacientes y en esta semana conseguiremos ampliar a 50. Es algo único en España. Incluso no creo que exista algo así en Europa. Eso nos da la posibilidad de meter a nuestros pacientes antes de que se pongan muy malos, y está salvando vidas.

El fin de semana se anunció la apertura del tercer pabellón.
Como sabes, tenemos dos pabellones, con el uno casi a pleno rendimiento, pero afortunadamente no está lleno. Mientras tanto preparamos el tercer y último pabellón, que se está montando por si tuviéramos que echar manos de él. Yo no creo que tengamos que hacerlo. ¿Por qué creo que no? Porque estamos dando muchas altas y cuando estemos a plena capacidad los dos pabellones contarán con 586 camas.

Las cifras de ahora: ¿cepa inglesa y Navidades?
Esto no es por las Navidades, es por la cepa inglesa. Acuérdate cómo estábamos a finales de noviembre, principios de diciembre. Íbamos tranquilitos y mira cómo se ha liado.

“Si preguntas a las Urgencias de cada hospital qué les parece el Zendal, dirán que es maravilloso a pesar de las críticas terribles que tenemos”

Entiendo que el Zendal está haciendo que el resto de hospitales no estén saturados, como en la primera ola.
Bueno, todo el mundo está con muchísima presión. Yo todos los días me llevo por lo menos 80 pacientes y eso supone una descarga y podré llegar a llevarme 100 diarios. Si a cada hospital le quito al día ente 5 y 10 pacientes, eso les viene fenomenal.

Si tu preguntas a los servicios de Urgencias de cada hospital qué les parece el Zendal, a pesar de las críticas terribles que tenemos, te dirán que es maravilloso. El cliente es el que importa y mi cliente son los servicios de Urgencias.

COMUNIDAD DE MADRID. Foto: D.SINOVA

Si no existiera el Zendal, entonces, la situación en Madrid sería otra.
Pues si no existiera la cosa sería bastante más difícil. El Zendal es especial. El de Fuenlabrada atiende a Fuenlabrada; Parla a Parla, y así todos. El Zendal no tiene población adscrita. Nosotros lo único que tenemos es una misión de servicio a todas las Urgencias de Madrid. Y aquí te digo, que me deriva el Hospital de Fuenlabrada, el Hospital de Leganés. Todos. Quiero que se sepa que estuve 13 años en Leganés y pasé allí los mejores años de mi vida.

Además, el traslado es voluntario. Lo que sí explicamos a pacientes y familias es que es bueno que vengan, porque solo tratamos una única enfermedad y el hecho de que vengan con nosotros hace que los otros hospitales trabajen mejor, no se paren y evita que el resto de personas no se contagie de Covid.

“Lo más espectacular que tenemos en el Zendal es la Unidad de Cuidados Intermedios. Es algo único en España. Incluso no creo que exista algo así en Europa”

Sobre esas críticas: ¿las entiende?
Aquí hay un trasfondo político del que gobierna y el que quiere gobernar. Eso no debería tocar a los problemas sanitarios en el contexto de una pandemia. Los sanitarios y pacientes, sobre todo, deberíamos estar aparte. Que salgan en un periódico barbaridades como las que se han escrito, que además no son ciertas, preocupan terriblemente a los familiares de pacientes ingresados.

Se ha escrito que ha habido una parada cardíaca en el hospital, que es algo inexistente; se escribe que no hay medicación, por periodistas que en ningún momento se han dignado de venir al Zendal. Unas instalaciones que están abiertas a la prensa y que estamos encantados de enseñar, porque estamos orgullosísimos de ellas.

Se ha llegado a decir que no teníamos quirófanos. Yo que he sido director de IFEMA, tuvimos 3.812 pacientes y durante 40 días de funcionamiento, solo uno necesitó de cirugía y fue por apendicitis. Se le trasladó y operó. No tenemos quirófanos y ni falta que nos hacen.

Algunos medios de comunicación están haciendo un flaco favor, y en vez de informar a los pacientes y familiares, están haciendo del Zendal un arma política y para nada lo es. Es un hospital como el resto de los hospitales de Madrid, y nada más.

¿Esas falsedades le afectan?
Yo en lo personal me afecta poco, porque tengo 61 años, 39 de profesión, y con una carrera que se puede examinar. Tengo 80 trabajos publicados en revistas nacionales e internacionales, o 300 comunicaciones a congresos.

Me duele por el personal sanitario que trabaja dentro y se ve atacado de forma injusta. Han venido entre la nieve a dar el relevo a compañeros y atender a pacientes y ven como se les maltrata y calumnia en cierta prensa.

“En IFEMA tuvimos 3.812 pacientes y en 40 días, solo uno necesitó de cirugía y fue por apendicitis. No necesitamos quirófanos, ni falta que nos hace”

Luego están los traslados forzosos…
Ha sido un recurso de última hora. Para que funcione un hospital necesitamos personal. Necesitamos enfermeras que son importantísimas. Y la polémica está por los tintes políticos que ha cogido esto, que no debe ir nunca ligado a los profesionales que atienden a pacientes.

Empezó una oleada de trabajadores que se negaban a venir. Nosotros llamábamos por riguroso orden pactado con los sindicatos en la mesa sectorial. Los hospitales con más contratos Covid eran los hospitales que más trabajadores tenían que aportar. Dentro de cada hospital eran los trabajadores con menos antigüedad los que tenían que venir. En sus hospitales se les decía: tú renuncias y a las 24 horas te volvemos a contratar. Y no venía nadie. Se tuvo que dar una orden interna a los hospitales por la que trabajador que hacía eso, se le decía que no se le contrataba en seis meses, como mecanismo para poder captar personal.

Y eso es lo que se hizo, de manera que ya la gente dejó de renunciar a la plaza porque les daba miedo quedarse seis meses sin ser contratados en Madrid e irse a otra Comunidad.

Luego vienen al hospital y ven como trabajamos y están encantados de venir. Es un hospital monográfico con un único perfil de paciente. Se le coge gusto y la gente se queda.

«Al Zendal nos llega gente muy joven y no son conscientes. Creen que es una broma y aunque ellos estén sin síntomas, pueden infectar el virus a su abuelo o a su tía diabética y matarla»

¿Cómo llegó usted al Zendal?
Como sabes dirigí IFEMA. Aquello fue una experiencia muy dura, pero terriblemente gratificante. La prueba es que nadie cuando cerramos quería volverse a su puesto. Todo el mundo quería quedarse.

Yo me volví a mi hospital porque soy médico internista y llevo 39 años trabajando como clínico, no como director de nada. Y en noviembre me llamó Escudero y me dijo: Javier, tienes que irte a dirigir el Zendal. Yo estaba cansado, como todos los sanitarios y le dije que buscara a otra persona. Pero me pidió por favor que lo arrancara y yo estoy a las órdenes del SERMAS y la Sanidad madrileña. Así que acepté.

¿Confía en que se revierta pronto la situación?
No. Esto va para largo. Creo que la vacuna es lo que nos va a salvar, pero hasta que estemos todos vacunados, la gente debe ser consciente y responsable. Sobre todo la gente joven, a la que le pido que se lo tome muy en serio. Que no se acerquen con mayores y familiares enfermos.

Al Zendal nos llega gente muy joven y no son conscientes. Creen que es una broma y aunque ellos estén sin síntomas, pueden infectar el virus a su abuelo o a su tía diabética y matarla. Y eso la gente no lo tiene claro.