El duelo vecinal entre el Leganés y el Fuenlabrada de este lunes tuvo de todo menos sosiego. Los locales apuraban sus opciones de no desengancharse definitivamente del playoff de ascenso mientras que los visitantes se jugaban literalmente la vida. Y esa necesidad fuenlabreña se notó de salida. Y mucho.

Antes de que se consumiera el primer cuarto de hora, los de Sandoval ya habían dado dos zarpazos mortales de necesidad que a punto estuvieron de tumbar irremisiblemente al Leganés. A los 10 minutos, un saque de esquina botado por Ontiveros lo cabeceaba a la red Bouldini. Y casi sin solución de continuidad el propio Ontiveros coronaba una magnificaba acción personal con un zapatazo que se colaba cerca de la escuadra.

Los locales encajaron de mala manera semejante andanada y por momento parecieron a punto de arriar la bandera blanca, pero en el 19′ Randjelovic encontraba un resquicio para asistir a Qasmi, que recortaba distancias y rescataba a los suyos de un escenario tremendamente complicado (1-2).

No habría más novedades significativas antes del descanso, pero justo tras la pausa empataba Javi Hernández a pase de Arnaiz en la jugada posterior a un cabezazo al larguero de Omeruo. Y el propio Arnáiz llevaba el delirio a la grada de Butarque a un cuarto de hora del final con un espectacular lanzamiento que ponía el 3-2 definitivo.

La tensión en la zona de banquillos se multiplicaba conforme se acercaba el final y Sandoval veía el camino de los vestuarios en el 90′ tras un rifirrafe con Nafti. No pudo ver, pues, el remate de Bouldini al larguero en el 93′ que pudo cambiar la historia de un partido que acabó con el Leganés aferrándose de nuevo al sueño del playoff (está a 6 puntos) y el Fuenlabrada con el agua al cuello (a 8 de la permanencia).