Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han detectado el mayor brote de leishmaniosis humana que sigue activo en Europa, localizado en Fuenlabrada en el entorno del Parque Bosquesur. Esto podría deberse a las interacciones de los insectos transmisores con los conejos y liebres que sirven de reservorios.

Aunque este brote de leishmaniosis se está controlando con el paso del tiempo, hay “una lenta propagación de la enfermedad hacia otras zonas de la Comunidad de Madrid”, mientras que en el resto de España no son frecuentes, pese a que “recientemente se ha descrito un pequeño brote en la Comunidad Valenciana”, explica la UCM en un comunicado.

«Los aislados del parásito obtenidos de la captura de flebótomos -insecto transmisor- procedentes del foco son más virulentos que la cepa parasitaria convencional”, prosigue la universidad.

Esto ha propiciado que, “en el momento de cruzar la barrera interespecífica, los seres humanos son vulnerables a la enfermedad, independientemente de su estatus inmunológico”, explica Alicia Mas, primera autora del trabajo e investigadora del departamento de Sanidad Animal de la UCM.

Las manifestaciones de la leishmaniosis en humanos abarcan desde lesiones cutáneas -úlceras- en la zona de la picadura del flebótomo hasta manifestaciones viscerales de mayor gravedad, acompañadas de picos de fiebre y debilidad que, si no son tratadas a tiempo, pueden causar la muerte.

En España es una enfermedad de declaración obligatoria transmitida entre animales vertebrados y el ser humano a través de la picadura del insecto vector. Además, la leishmaniosis canina es endémica,  por lo que se requiere de una constante vigilancia epidemiológica dentro del marco sanitario.