En el año 1991, el filósofo Fernando Savater publicaba uno de sus libros más exitosos y que han servido para instruir desde entonces a cientos de escolares: Ética para Amador. Se trata de un compendio sobre ética, filosofía y moral que, con un lenguaje sencillo y alejado de los estrictamente académico, pretende instruir en valores a los alumnos, como una alternativa a la tradicional enseñanza de religión.

Más que un ensayo, Ética para Amador aborda situaciones en las que los jóvenes -y a veces no tan jóvenes- pueden desenvolverse en situaciones cotidianas de la vida. Es decir, una guía práctica desde el punto de vista de la filosofía.

La ética y la moral de la actual sociedad exige de sus dirigentes, custodios del bien común, la máxima transparencia en su gestión

Y es que desde la Grecia clásica, con Platón y Aristóteles fundamentalmente, la filosofía ha abordado la ética para analizar los comportamientos del individuo, en tanto que sujeto único, dentro de la sociedad. Y generalmente, de una unión de éticas, surge la moral social. Esto es: el conjunto de normas que rigen correctamente a una sociedad concreta.

Pero si Savater huía en su ensayo de los términos académicos y eruditos para que los jóvenes fueran más permeables a la filosofía, nosotros no vamos a ser más que el filósofo español. Todo lo contrario. Así que abordaremos la ética, esto es, el buen comportamiento, desde un punto de vista político y práctico.

Es obvio que en política tan importante es la legalidad -cumplir con el ordenamiento jurídico- como con la ética y, finalmente, la moral. Y no parece muy ético que, a estas alturas del partido -como se emplea en el argot deportivo-, un alcalde pueda permitirse el lujo de estar investigado -antes imputado- por un presunto delito.

La ética y la moral del momento, es decir, de la sociedad española actual, exige a sus dirigentes, custodios del bien común durante cuatro años, que sean prácticamente inmaculados en su gestión. Una gestión que hoy en Pinto está en duda. Y no lo decimos nosotros, sino la propia Justicia que el 11 de marzo ha llamado a declarar como investigado al alcalde, Rafael Sánchez, por un presunto delito de revelación de secretos.

Una gestión hoy en duda en Pinto. Pues la Justicia llama a declarar como investigado al alcalde por un presunto delito de revelación de secretos

Decía el máximo representante de los pinteños que no se le imputa por meter la mano en la caja. Y es verdad. Pero no deja de ser menos grave por ello que el Juzgado te investigue por un posible delito, sea el que sea. Obviamente, respetaremos siempre la presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario. Así lo reconoce la Constitución. Pero en virtud de la ética que se le debe presuponer a todo buen gobernante, el alcalde -a día de hoy- de Pinto debe dar un paso a un lado.

Aunque en tres meses serán las urnas quienes se lo hagan dar definitivamente, Rafael Sánchez no puede ser ni un minuto más regidor de los pinteños. Máxime cuando anunció en rueda de prensa que, en nombre del Ayuntamiento, estudiaría emprender acciones legales contra la UTE, poniendo en riesgo los intereses y el futuro del municipio. Así que por ética y responsabilidad: váyase señor Sánchez, váyase.