Se va. Estaba decidido desde hacía tiempo. Acuérdense si no en octubre, como con una incidencia acumulada de 500 casos, Salvador Illa impuso el Estado de Alarma solo en Madrid, y ahora, en mitad de la tercera ola y con los contagios disparados en todo el país, no ha movido ni un dedo. Porque entonces eso vendía y mucho en una Cataluña, que el propio Illa aspira a gobernar. Hoy resta votos.

Con la mencionada tercera ola en ciernes y una vacunación a medio gas, el exministro elige ganar unas elecciones a salvar vidas. Es duro, pero es la realidad, y toca asumirla. No somos personas, somos papeletas. Seguro que cuando supo que se presentaba no imaginaría esta situación. Pero rectificar es de sabios, no de filósofos.

Así que pies en polvorosa, Illa es historia (cada cual que la juzgue) en la Sanidad española. Le sustituye Carolina Darias, que deja una cartera (Administración Territorial para que Iceta siga engordando su nómina) por otra. La segunda ministra que se contagió en marzo (al menos oficialmente), esperemos que tenga mucha más suerte.