La vida sonríe al Getafe, que de un tiempo a esta parte anda instalado en un estado de felicidad permanente. Pudo comprobarlo en carne propia el Celta, que este lunes salía escaldado del Coliseum ante un rival que no le concedió la más mínima licencia. Impenetrable en defensa y mortífero cada vez que adivinaba un desajuste en la zaga olívica. La consecuencia, un 3-0 que refleja con extremada nitidez lo ocurrido sobre el terreno de juego y que certifica el espléndido momento de los de Bordalás.
Números en mano, el Getafe cierra la jornada en la novena plaza, pero más allá de su ubicación clasificatoria lo verdaderamente relevante es que anda tan solo a cinco puntos de distancia de la zona europea que marca el Vilarreal -su rival de este domingo- y dispone ya de un mullido ‘colchón’ de nada menos que 15 puntos sobre el área de descenso.
Pero más allá de los números, el correctivo infligido al Celta eleva a una dimensión estratosférica la figura de Ángel Rodríguez, un delantero descomunal que ha encontrado en Bordalás la comprensión y confianza que le negaron otros técnicos a lo largo de su dilatada trayectoria. El tinerfeño anda empeñado en recuperar el tiempo perdido y se retroalimenta cada vez que supera al meta adversario. Su ambición no tiene límites y marcha pareja a la de un colectivo que parece insaciable.
El Celta apenas dio señales de vida en el arranque del duelo porque en cuanto los de Bordalás se desperezaron el conjunto celeste se fue por el sumidero. Poco a poco el Getafe fue encontrando vías de acceso al área visitante, pero sus primeros escarceos serios -obra de Amath y Fajr- no dieron el resultado apetecido. Superada la media hora, y a raíz de una pérdida de Aspas, Ángel se las apañó para plantarse en el borde del área y rematar a portería con su habitual inquina. El balón tocó levemente en Sergi Gómez, lo justo para que Rubén Blanco no alcanzara a atajar el esférico, que acabó colándose en la madriguera.
POr curioso que parezca, la tuvo el Celta al borde del descanso. Lobotka sacó rédito de una de las escasas concesiones de la zaga local para rematar con peligro, pero en su camino se cruzó Guaita, otro que también atraviesa un estado de forma formidable.
Y del propio Lobotka surgió la puntilla del Getafe. Una pérdida suya en el centro del campo sirvió de preludio para una contra mortal de necesidad dirigida por Portillo, que filtró un emponzoñado centro para Ángel. Éste, lejos de dejarse llevar por la tradicional egolatría del delantero en estado de gracia, sirvió al centro del área para Jorge Molina, que llegaba lanzado como un ‘mercancías’ y embocó el segundo de la noche.
Quedaba casi toda la segunda parte y tiempo de sobra para pensar en equilibrar el marcador, pero ni siquiera los cambios introducidos por Unzué lograron sacar al Celta del marasmo. Más bien al contrario porque siempre dio la sensación que estaba más cerca el tercero del ‘Geta’ que el segundo de los vigueses. Lo tuvo de nuevo Molina en otro remate a bocajarro que solo la inspiración de Rubén logró desviar sacando el pie izquierdo en una acción plena de reflejos.
No podría hacer lo mismo ya en el tramo final el cancerbero gallego con la espectacular volea de Ángel, que cazó un balón llovido casi del cielo y lo empaló con enorme potencia. Para cuando Rubén quiso ver por donde transitaba el balón ya lo tenía dentro de su jaula.
Era el justo premio para Ángel, que firmó otra actuación para enmarcar. Y son ya unas cuantas en lo que va de temporada. Si Lopetegui midiera los estados de forma y no las trayectorias o los equipos en que se milita, está claro que el tinerfeño se habría ganado el derecho a soñar con vestir la ‘roja’.
El ariete chicharrero fue por méritos propios el intérprete estelar del duelo, pero a nadie se le escapa a estas alturas que el secreto de este Getafe radica en un bloque elaborado a base de cemento armado y solidaridad a raudales. Y en el que además cada nueva pieza se adapta a la perfección. En esta ocasión debutó de salida el uruguayo Leandro Cabrera y ya en el tramo final del partido el congoleño del filial Merveil. Y ninguno de los dos desentonó en un equipo construido a imagen y semejanza de Bordalás y que empieza a soñar en voz alta con metas impensables hace meses, pero mucho menos quiméricas cada jornada que pasa.
Ficha técnica
Getafe: Guaita; Damián, Bruno, Djené, Cabrera; Portillo, Arambarri, Fajr, Amath (Merveil, min., 86); Ángel (Sergio Mora, min. 90) y Jorge Molina (Rémy, min. 71)
Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Roncaglia (Boyé, min. 73), Sergio Gómez, Jonny; Wass, Lobotka, Pablo Hernández (Emre Mor, min. 61), Sisto (Radoja, min. 61); Iago Aspas y Maxi Gómez.
Goles: 1-0, min. 37: Ángel; 2-0, min. 51: Jorge Molina; 3-0, min. 85: Ángel
Árbitro: González Fuertes (Comité Asturiano). Mostró cartulina amarilla a Damián (min. 10), a Cabrera (min.23) y a Portillo (min. 60) por parte del Getafe y a Roncaglia (min. 63) Boyé (min. 79) y Emre Mor (min. 81) por parte del Celta.
Incidencias: Partido correspondiente a la 24ª jornada de LaLiga Santander ante 8.367 espectadores.