Las obras ejecutadas recientemente en varias instalaciones del complejo deportivo Alhóndiga-Sector 3 no han paliado uno de los principales problemas que afectaban a los usuarios del pabellón cubierto, que no era otro que las goteras de la cubierta. Más bien al contrario, ya que desde que acabaron los trabajos las goteras se han multiplicado y afectan de manera aleatoria a diversas zonas de la cancha de juego.

Pese a que tanto los operarios del recinto como los propios deportistas se multiplican con cubos y mopas para recoger el agua que cae, el peligro es más que evidente para los deportistas, tal y como pudo comprobarse en el transcurso de un partido femenino de categoría juvenil celebrado hace unos días. Una jugadora resbaló sobre un charco que se había formado en la superficie y se dio un costalazo de cuidado, lo que motivó que el partido estuviera a punto de suspenderse toda vez que no fue la única caída que se produjo.

Las obras realizadas en el pabellón y que acabaron hace unas semanas se centraron en el sistema de climatización del recinto, ya que una de las principales quejas de los usuarios se centraba en el insoportable calor reinante en su interior cuando se acercaba el verano. Sin embargo, no hubo ninguna intervención específica en lo tocante a las goteras y al frío, dos problemas que parecen a día de hoy lejos de resolverse.

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