Félix Gómez y Carmen Maura en 'La Golondrina', de Producciones La Zona (Foto: Javier Naval)

Conocí artísticamente a Félix Gómez (Carmona, Sevilla 5 de septiembre de 1977) allá por los inicios del año 2000 cuando daba vida a Jero en Al salir de clase, cuna televisiva para una gran hornada de actrices y actores españoles. Luego le seguí en Padre Coraje (2002), Hospital Central (2004) o dando vida al gran Raphael en la miniserie de 2010. También en cine confieso que me encantó en El año de la garrapata (2004), notable comedia junto a Javier Veiga.

Le había perdido la pista hasta 14 de abril. La República, serie que ha rescatado del cajón Televisión Española y que actualmente se emite los sábados. «No merecía el trato que le han dado. Se politizó cuando no tenía sentido. Me ha calmado una herida que tenía abierta, porque me daba coraje que estuviera en el cajón», me confiesa durante la entrevista que mantenemos por otro de sus proyectos, La Golondrina, que llega el 1 de febrero a los escenarios del Teatro José Monleón de Leganés y el 8 de febrero al Buero Vallejo de Alcorcón.

«Soy muy exigente y muy crítico conmigo mismo. No sé si es un defecto o una virtud, pero gracias a eso sigo creciendo como persona y actor»

En ese repaso de sus primeros trabajos reconoce entre risas que tiene «el síndrome del farsante». Esto es: «no sé actuar y creo que se van a dar cuenta. No me van a contratar más (ríe). Soy muy exigente y muy crítico conmigo mismo. No sé si es un defecto o una virtud, pero gracias a eso sigo creciendo como persona y actor. Eso es lo bonito. Si eres inquieto, creces y mejoras. Pero es verdad que a veces veo trabajos anteriores y digo: ¡Madre de dios que mal lo hacía (ríe)! Si me lo dieran ahora la de cosas que haría».

Pero vamos a lo que nos ocupa, La Golondrina, un texto del guionista y dramaturgo Guillem Clua inspirado en el atentado terrorista del bar Pulse de Orlando (EE.UU.). Los personajes son Amelia -Carmen Maura- y Ramón -Félix Gómez-. Al principio no lo saben pero los dos han sido víctimas del ataque de corte islamista. Ella es profesora de canto y el acude a su clase porque quiere cantar en el funeral de su madre una nana que ésta le recitaba de niño: La Golondrina. Y eso, para bien o para mal -tendrá que descubrirlo el espectador-, les va a unir y a poner en la encrucijada -como dice el autor- de elegir entre el amor y el odio.

REFLEXIÓN A TRAVÉS DEL TEATRO

Hecha la presentación, el actor sevillano recomienda al espectador ir prácticamente virgen a ver la función. Es decir, ni caso al argumento, leer lo menos posible el clásico: de qué va. ¿Y por qué? «Porque es una historia muy sencilla y humana, que esconde pequeños secretos que se van descubriendo poco a poco. Yo fui cabalgando sobre ellos y es precioso sentir como te va sorprendiendo».

Félix Gómez y Carmen Maura (Foto: Javier Naval)

Lo que sí nos adelanta de su personaje es que “Ramón es un hombre que está herido. Que ha sido víctima de un atentado. Está dañado, roto por dentro y esa ruptura le hace estar contra al mundo”. Y a la pregunta de Carmen Maura de qué es lo que nos hace ser humanos, Ramón contesta que “el amor”. Pero el personaje de la actriz responde que “lo que nos hace humanos es sentir propio el dolor de los demás, esa capacidad de empatizar”.

Para Félix Gómez «esa reflexión es muy bonita. Ser capaz de comprender sus problemas, su situación. En la sociedad hay mucha carencia de reflexión. La gente no escucha, no se para un segundo a ver lo que le pasa al de al lado». En cambio, como en la obra, preferimos el conflicto. «El desencuentro entre los personajes se va a llegar a radicalizar en algunos momentos. Tienes enfrente a alguien diferente y lo que podía ser una discusión normal se convierte casi en una batalla campal. Somos diferentes. No pasa nada. Podemos charlar y compartir sobre diferentes puntos. Y los personajes, como en la vida real van a decidir si se radicalizan o no».

«CADA UNO ES RESPONSABLE DE SUS ACTOS»

En esa dicotomía del odio, el amor y la falta de empatía, le pregunto si es más fácil odiar que amar o alguien nos lleva a lo primero porque sale más rentable. Lo vemos a diario en atentados terroristas o simplemente en el universo troll de las redes sociales.

«Está en cada uno de nosotros la capacidad de amar o de odiar, perdonar o charlar. Hay que ser responsables de las acciones y las decisiones que tomamos»

«Creo que no hay que echar la culpa a entes externos. Aunque los haya tenemos que hacernos responsables cada uno de nuestros actos. Una de las cosas que no me gustan en la redes sociales es ese mundo troll: el anonimato. Cualquiera te dice algo desagradable sin dar la cara. Es una cobardía brutal. Pero echar las culpas de eso no me parece tampoco justo. Eres tú quien decide esconderse y decir esa barbaridad».

«Está en cada uno de nosotros la capacidad de amar o de odiar, perdonar o charlar. Hay que ser responsables de las acciones y las decisiones que tomamos. Por eso no creo que el sistema sea el culpable de todo. Tú decides cómo usar el sistema. Criticar desde el mal o desde el bien, que también se puede hacer».

EN LA GOLONDRINA NO SOLO HAY REFLEXIÓN, TAMBIÉN COMEDIA

En este momento tan trascendental, Félix Gómez me dice entre risas que «nos estamos metiendo en un berenjenal de reflexión muy gordo, pero la obra tiene mucho de entretenimiento. Es muy bella».

‘La Golondrina’ podrá verse en Alcorcón y Leganés (Foto: Javier Naval)

Y es que para el actor sevillano «una de las cosas más especiales de La Golondrina es que es muy sanadora. Te deja el alma tranquila. El camino que recorren los personajes es el de sanar las heridas. El desencuentro a veces produce carcajadas. No es una obra densa de pensar. El punto de entretenimiento también está presente y la gente sale encantada. Está siendo una gira maravillosa».

«Es acojonante estar con ella porque tiene una verdad absoluta y eso es uno de los grandes dones de Carmen. Una verdad preciosa»

En esa vis cómica Carmen Maura tiene mucho que ver. «Ella dice que es más fácil hacer reír que llorar. Yo no lo sé porque he hecho más drama (ríe). Pero hacer un buen personaje es difícil, sea el género que sea. Al final, actuar es trabajo. Nos encanta debatir, crear y ensayar, pero todo requiere mucho esfuerzo y trabajo», reconoce Gómez.

Y claro, cuando se está con Carmen Maura sobre las tablas, la cosa es más llevadera. «Es un lujo» dice el actor sevillano con énfasis. «Cuando te dicen que vas a trabajar con ella, no te lo crees. Es un sueño. Vamos, me dicen hace unos años que voy a trabajar con ella y ni me lo creo. Encima en este mano a mano… Vamos, ni de coña. Es imposible (ríe)».

Pero los sueño, en cambio, a veces se hacen realidad. Y así llega esta oportunidad de trabajar con alguien como Carmen Maura «Nos entendemos muy bien. Es acojonante estar con ella porque tiene una verdad absoluta y eso es uno de los grandes dones de Carmen. Una verdad preciosa». Yo le creo a Félix, pero le toca descubrirlo al espectador de Alcorcón y Leganés -y a los del Teatro Infanta Isabel de Madrid a partir del 12 de marzo-.