Huele a chamusquina en el Alcorcón, que sale a disgusto por jornada y cuya situación empieza a ser desesperada a todos los niveles. Cierto es que ni siquiera se ha alcanzado el primer quinto de competición y tiempo hay de sobra para reaccionar, tal y como se demostró el curso anterior, pero las sensaciones esta vez son tan desalentadoras a todos los niveles que el pesimismo no ha dejado de crecer hasta impregnarlo todo en el entorno alfarero. Éstas son algunas de las razones:

CRISIS DEPORTIVA

Al término de la octava jornada el Alcorcón es colista con 3 puntos sumados de 24 posibles. Es el equipo que menos goles marca (5) y con enorme diferencia el que más recibe (17). Ha encajado goles en todos y cada uno de los partidos disputados y solo ha visto puerta en tres. La permanencia está ya a cinco puntos y su puesta en escena es incluso peor que la de la pasada campaña, cuando a estas alturas contaba con dos puntos más que ahora.

EL REVULSIVO TAMPOCO FUNCIONA

El mal arranque del equipo se tradujo bien pronto en la primera medida drástica, que consistió en el despido de Anquela cuando tan solo se habían consumido las seis primeras jornadas de competición. Su lugar en el banquillo fue ocupado por Jorge Romero, que hasta entonces llevaba las riendas del filial, pero el cambio no se ha traducido en el pretendido revulsivo que esperaban los dirigentes del club. Lejos de eso, los dos primeros compromisos de Romero al frente del primero equipo se han traducido en sendas derrotas ante Valladolid (2-0) y Real Sociedad B (1-4).

LA AFICIÓN, DE UÑAS

Más allá de la inquietante situación deportiva, quizá el peor síntoma del mal momento que vive el Alcorcón tiene que ver con el desapego de sus aficionados, otrora el principal activo de un club que siempre ha destacado por la fidelidad de su parroquia hasta el punto de convertir Santo Domingo en un recinto prácticamente inexpugnable durante muchos años. La mala planificación deportiva de las últimas temporadas y la traumática destitución de Anquela, santo y seña de los aficionados del Alcorcón, ha derivado en un divorcio casi total que se ha traducido en una escasísima asistencia al estadio y crecientes críticas hacia los dirigentes del club y muy especialmente hacia el director deportivo, Emilio Vega, a quien han solicitado en reiteradas ocasiones su dimisión

SILENCIO INFORMATIVO

Por supuesto, no es el factor más importante de la crisis que atraviesa el Alcorcón, pero al final todo ayuda. De un tiempo a esta parte, ningún dirigente de la entidad ha salido públicamente a dar explicaciones de las decisiones que se han tomado, ni en lo referente a la configuración de la plantilla, ni el despido de Anquela, ni nada. Al Cabo de la Calle lo ha solicitado en las últimas fechas y ni siquiera ha podido entrevistar a alguno de los capitanes del plantel para que valorasen la situación. Aseguran desde el club que habrá explicaciones, pero se considera que ahora no es el momento adecuado para ello. Decisión respetable, pero difícilmente entendible en esta coyuntura.