El artículo 33 de la Constitución reconoce el derecho a la propiedad privada. Sin embargo, no es de los fundamentales, que tienen una especial protección. Craso error de nuestros constituyentes, que pagamos las generaciones actuales. Ni qué decir tiene, las futuras.

Porque hoy, en este mundo distópico que nos ha tocado vivir, tenemos esa paradoja a la española, donde el Gobierno protege más a los ‘okupas’ que a los legítimos propietarios de un inmueble.

Por la vía del Real Decreto, aprovechando ese Estado de Alarma hasta mayo por nuestra salud (no lo olviden), el Ejecutivo de Sánchez e Iglesias se ha inventado la figura del ‘consumidor vulnerable’ para amparar, nada más y nada menos, que las ‘okupaciones’ de viviendas.

Dicen los bienintencionados, que solo si no existe violencia. Porque claro, entrar en casa ajena sin permiso del dueño, es de todo, menos violento. ¿Y saben lo “mejor”? Que esta tropelía será un juego de niños, comparada con la que está por venir.