Estos días se habla mucho de los impuestos. ¡Por fin! Son necesarios, obviamente. De hecho son una obligatoriedad legal, ética y moral de la sociedad. Pero el foco hay que ponerlo en su gestión.

Hoy España está viva por la respiración asistida del Banco Central Europeo, que nos compra deuda para evitar la muerte. Pero un día cortará el oxígeno, y los pulmones del país no están listos para soportar un mastodóntico Estado de autonomías, ayuntamientos, planes de recuperación y subvenciones varias, que se sostienen a costa de las maltrechas espaldas de los contribuyentes.

Hace escasas semanas, el Instituto de Estudios Económicos revelaba que España podría reducir un 14% el gasto público y prestar los mismos servicios. Estos son 60.000 millones de euros. Una cantidad que tiramos a la basura cada año en gasto público inútil. Por ejemplo, el derroche que se destina a un Gobierno de 22 ministerios y su presidente, amén de esos asesores y acólitos enchufados varios, que repiten como loros el mismo mantra: con los impuestos se pagan la Educación y la Sanidad, para tapar ese dispendio de 60.000 millones del que hablaba el Instituto.

Con los impuestos y el precio del combustible actual, el Gobierno recaudará 3.000 millones al año, al tiempo que vende un Plan de Recuperación con un coste de 1.420 millones. El resultado: más de 1.500 a favor del Gobierno

Ahora el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha disparado la deuda pública a niveles inimaginables, quiere abordar esta crisis de la energía y el combustible, con un ‘Plan de Respuesta’, que recuerda a ese nefasto ‘Plan E’ del innombrable Zapatero. 16.000 millones de euros que, como siempre, saldrán de nuestros bolsillos, aunque quieran vender esa entelequia del Estado, como si de un Dios se tratase, que no es otra cosa que la suma de tributos de cada español.

En fin, que ni va a bajar la gasolina, ni el gasoil y vamos a seguir pagando la fiesta Sanchista vía impuestos, porque al Gobierno le interesa tener disparada la inflación, y recaudar, como en el caso de los combustibles, 250 millones de euros más al mes, mientras estima que el impacto de este plan será de 1.420 millones.

Hagan la regla de tres, antes de que el Gobierno también la elimine. Con esta subida de precios en carburantes, el Gobierno recaudará 3.000 millones de euros al año. Mientras eso ocurre, el Ejecutivo venderá que ese ‘Plan de Respuesta’ costará un esfuerzo de 1.420 millones. El resultado final es un beneficio de más de 1.500 millones para seguir despilfarrando en ministerios varios, al tiempo que en el imaginario colectivo, con los cuatro tertulianos bien regados, quedará el poso de ese esfuerzo gubernamental.

Como diría un bróker de Wall Street: un ‘win win’ de libro. Te rompo las piernas, pero te doy unas muletas. Cuando bajando impuestos tendría mis piernas sanas y ni siquiera sabría qué es una muleta. Consejo: mantengan vivo su espíritu crítico.