ayuntamiento fuenlabrada

La llegada del otoño trae consigo varias constantes que se cumplen a lo largo de la historia. La caída de la hoja, de las temperaturas y de las horas de sol, por decir algunos ejemplos. Pero en el terreno más político, el otoño también viene con el debate de ordenanzas fiscales bajo el brazo. Todos los años, por estas fechas, se discuten los modelos de impuestos que se van a pagar para el año próximo. Y nos fijamos en Fuenlabrada.

En la ciudad fuenlabreña también se producen constantes como en el otoño. Y una de ellas, la más evidente, es el triunfo del modelo socialista por encima del resto. El PSOE lleva más de cuarenta años gobernando la ciudad aplicando su proyecto que contempla una de las agendas sociales más relevantes de todo el país. Una agenda que, evidentemente, se sufraga vía impuestos.

Tributos que desglosados tampoco varían demasiado con sus ciudades vecinas. Ahí está el ejemplo del tipo impositivo del IBI, que por séptimo año consecutivo se va a reducir. Es verdad que en Fuenlabrada está más alto que en Leganés, pero también lo es que está por debajo del de Alcorcón o Pinto.

Entre el modelo socialista y el modelo liberal, le pese a quién le pese, los fuenlabreños siempre lo han tenido claro a la hora de elegir

Siguiendo con los ejemplos, el Impuesto de Actividades Económicas se va a reducir por segundo año consecutivo. El alcalde, Javier Ayala, parece haber aprendido la lección de reducir la carga fiscal a las pequeñas y medianas empresas. Algo que no hacía su compañero de partido y exalcalde, Manuel Robles.

Por contra, el conocido como numerito del coche sigue siendo uno de los más altos de la región. Y ahí la oposición -con todo su derecho- aprovecha para arremeter planteando un modelo alternativo. Otra opción que se cimenta sobre una bajada de impuestos más fuerte que la planteada por el Gobierno municipal. Claro que -volvemos a recordarlo- con estos tributos se paga el amplio abanico de subvenciones que el Ejecutivo socialista llama agenda y la oposición ‘chiringuito’. He ahí los dos modelos que se dan en Fuenlabrada y, a decir verdad, en el resto de municipios españoles.

En materia impositiva, Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, dejó para la posteridad una de esas frases que, pese a ser una obviedad de principio a fin, pasan a la historia precisamente por eso. La locución que todavía hoy se recuerda reza aquello que: “En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y los impuestos”.

“En este mundo no se puede estar seguro de nada salvo de la muerte, los impuestos y la victoria del PSOE en Fuenlabrada”

En el caso de Fuenlabrada, con el permiso del difunto Franklin, se podría decir: “En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte, los impuestos y la victoria del PSOE de Fuenabrada”.

Ahí está como, elección tras elección, los socialistas arrasan en las urnas mientras sus opositores buscan acomodo más allá de la ciudad. En puestos de la Comunidad que ande yo caliente… Ya se sabe el dicho popular. Hasta en los peores momentos -como 2011-, el PSOE triunfa en la localidad. Esto deja patente que los fuenlabreños lo tienen claro a la hora de elegir entre un modelo de ciudad y otro. Entre una forma de gobernar y otra. Entre unos impuestos y otros. Los fuenlabreños, siempre, lo han tenido claro.