El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto poner en funcionamiento los semáforos de la A-5, ubicados a la altura de Campamento en dirección entrada a la capital de España a partir de enero de 2019. Y eso a pesar de que informes del propio Consistorio capitalino reconocen que la medida hará aumentar las retenciones hasta un 350% más. Incluso al tráfico de otras vías como la M-40 y la propia M-30 en sentido salida.

Desde mayo de este año, el PP de Madrid en bloque se ha lanzado a una campaña para frenar la instalación de estos semáforos. Fundamentalmente el alcalde de Alcorcón, David Pérez, y los portavoces populares de Arroyomolinos -Ana Millán- y de Fuenlabrada -Sergio López- han sido los más beligerantes contra esta medida impulsada por Manuela Carmena, llegando incluso a manifestarse en contra en el punto kilométrico exacto donde están ubicados. De hecho David Pérez llegó a pedir la instalación de medidores de calidad del aire y en el caso de que aumente la polución en el término municipal de Alcorcón se planteará demandar a la alcaldesa de Madrid.

Tras meses de protestas, que han incluido la petición de amparo al Defensor del Pueblo por parte de los municipios afectados y cuyos vecinos usan a diario la A-5 para acceder a Madrid, el PP regional llevaba este 17 de diciembre a la Junta de Gobierno de la Federación Española de Municipios y Provincias una propuesta de ‘declaración de apoyo a los vecinos de los municipios del sur de la Comunidad de Madrid’.

Sin embargo, los populares denunciaron que el PSOE bloqueó dicha propuesta e impidieron debatir la misma, acusando directamente al alcalde de Leganés, Santiago Llorente, y a la alcaldesa de Aranjuez Cristina Moreno, “de plegarse una vez más a las exigencias de los dos únicos representantes de Podemos en la Junta de Gobierno de la Federación Española de Municipios y Provincias”.

De esta manera, la división parece haberse instalado en el organismo público donde están representados los grandes municipios del país. Y eso que el PSOE de la Comunidad de Madrid, a través de su secretario general, José Manuel Franco, cambió de postura hace menos de un mes con respecto a los semáforos de la A-5, pese a que en el mes de mayo los socialistas del Ayuntamiento de Madrid apoyaron sin fisuras su instalación. Sobre todo el concejal Chema Dávila, que llegó a llamar “apocalípticos” a los ediles de PP y Ciudadanos y en noviembre, tras el aviso de Franco, pedía a la alcaldesa de la capital “un alto en el camino” para “dialogar entre las distintas administraciones”.

Y es que el PSOE de Madrid pedía hace menos de un mes una mesa de negociación para encontrar alternativas a la movilidad en la A-5 y donde estuvieran representados los municipios afectados, el propio Consistorio madrileño y el ministerio de Fomento. Y, en cambio, los representantes socialistas en la Federación Española de Municipios y Provincias vuelven a desdecir al secretario general de los socialistas madrileños e impiden, según el PP, un declaración de apoyo a los vecinos. Lo que evidencia una división que daña la imagen de la institución.