Las 123 parroquias de la Diócesis de Getafe volverán a abrir a partir de este lunes, después de dos meses cerradas a causa del estado de alarma, con un aforo del 30 por ciento y medidas de higiene, distancia de seguridad y consejos útiles para repartir la Comunión.

Además, la vicaría general de la Diócesis de Getafe ha hecho públicas unas recomendaciones particulares para los sacerdotes de la Diócesis de Getafe en las que pide a los responsables de los lugares de culto que adapten las medidas a las características particulares de cada lugar.

La Diócesis recomienda que las personas que pertenecen a grupos de riesgo se abstengan de acudir a la celebración de la Eucaristía, para lo cual sigue en vigor la dispensa del precepto dominical y las fiestas de guardar, según han informado este sábado desde el Obispado de Getafe.

Entre las consideraciones generales, la vicaría de la Diócesis de Getafe advierte a sus sacerdotes y fieles que si presentan algún indicio de padecer Covid-19 no asistan a la celebración.

Las medidas que se impondrán para garantizar la seguridad son, entre otras, regular el acceso al templo y controlar la distancia de seguridad entre los feligreses, a través de un equipo de voluntarios, o poner dispensadores de gel desinfectante a la entrada. También se recomienda mantener una distancia de tres metros entre los miembros del coro -si lo hay- aunque se prefiere un único salmista en las celebraciones.

Asimismo, si los lectores no pueden evitar tocar el atril, el ambón o el leccionario deben lavarse las manos antes y después de las lecturas, una norma que será aplicada también a todos los ayudantes en la misa.

Además, después de cada celebración se procederá a la desinfección de asientos, pomos y lugares de contacto con productos adecuados que no dañen los bienes culturales que posea la iglesia.

EUCARISTÍA

En cuanto a la celebración del sacramento de la Eucaristía, se recomienda a los sacerdotes desinfectarse las manos antes de distribuir la Comunión, que se puede hacer trasladándose los fieles hasta el lugar donde se encuentra el ministro, formando una fila para los que quieran comulgar en la boca.

También puede ser para los que prefieran en la mano, respetando siempre la distancia de seguridad, y trasladándose el ministro de la Comunión hasta el fiel que permanece sentado en el banco.

En todas las situaciones se debe evitar el contacto con el feligrés y, en caso de que se produjera, el sacerdote debe lavarse las manos inmediatamente antes de continuar distribuyendo la Comunión.

En cuanto a la posibilidad de visitar la iglesia para rezar y adorar al Santísimo, la Diócesis recomienda a los presbíteros que habiliten un espacio concreto en el templo y que dispongan de algún material desinfectante para que el fiel limpie la zona antes y después de rezar.