«Luback nació de una necesidad: la necesidad de utilizar la música como herramienta para dar lo que somos, para contar cosas que importan y para cambiar el mundo. La banda ha crecido hasta el punto en que se ha convertido en una familia, un proyecto comunitario en el que cada miembro usa su alma (y algunas habilidades poco comunes) para crear algo especial, algo desde adentro que intenta ser una luz en la oscuridad».

Esta es la carta de presentación de una banda, compuesta por cinco músicos, que sigue creando arte en tiempos de pandemia. «Una luz en la oscuridad», lo que necesita hoy la humanidad para seguir sintiéndose viva.

Y de ello hablamos con su vocalista Cristian del Corral, que nos da detalles de los nuevos temas de Luback y el disco de cara al mes de marzo.

Rock y pandemia. Totalmente compatibles por lo que vemos. ¿Cómo lleváis lo uno y lo otro?

Pues con dificultad, como tantas otras profesiones. Pero bueno, nosotros particularmente hemos tenido muchísima suerte, sacando adelante un crowdfunding durante la cuarentena y consiguiendo grabar el disco en verano. Incluso hemos hecho algún concierto este año, con las medidas adecuadas en los momentos en los que fue posible. Por supuesto que todo habría sido distinto en otras circunstancias, pero tenemos que valorar lo que tenemos y lo que nos está pasando a pesar de todo, que es mucho.

Habéis presentado 3 singles en los últimos meses. ¿Cómo los habéis elegido?

Depende del momento. Según de dónde vengas y hacia dónde vayas, a veces necesitas algo muy representativo y muy “redondo”, como una especie de carta de presentación, y otras veces tenemos la sensación de que es mejor sacar algo que pueda sorprender o mostrar otra cara de lo que hacemos. Nuestros discos no son muy lineales, hay energías muy distintas según el tema, y eso la verdad es que nos complica en este sentido. Los debates que tenemos con este tema dan para unos cuantos libros.

¿A qué suena Luback?

Buena pregunta. Últimamente decimos eso de ‘rock clásico del s. XXI’. Se aproxima bastante. En lo musical, somos muy de los 70, pero no podemos evitar ser de hoy y que eso se note. La verdad es que algunos medios han relacionado nuestro sonido con bandas a las que veneramos, como Tedeschi Trucks Band, Allman Brothers, The Black Crowes o Tom Petty…

A nosotros nos cuesta mucho autodefinirnos, porque bebemos de muchas fuentes y lo pasamos por nuestro filtro y al final… Ni idea de lo que sale. Pero algo que siempre nos ha gustado leer en aquellos medios y algunos otros es que, a pesar de notarse esas influencias, dicen que tenemos sonido propio. Eso es muy importante para nosotros. Supongo que la respuesta facilona es: «Tendrán que averiguarlo».

Acabáis de presentar Beware. ¿De dónde salió la inspiración?

Pues fue compuesta minutos después de ver el documental Searching for Sugar Man (sobre Sixto Rodríguez). La autenticidad del tipo, la verdad que se respira en su música. Muy inspirador todo. Y como Dylan siempre anda a nuestro alrededor como un satélite, supongo que también asomó en el proceso. Lo demás fue pensar en una de las muchas cosas que nos preocupan sobre cómo va el mundo, y decirlo de la mejor manera que fuésemos capaces.

¿De qué hablan vuestras canciones? Porque se ve mucho curro en las letras.

¡Muchas gracias! Bueno, hay de todo. Pasión, autocrítica, mucha ironía, tristeza extrema, rabia, borrachera de bar, crítica social, ficción… Y muy de vez en cuando, alguna de amor. Procuramos no caer en topicazos, aunque seguro que caemos más a menudo de lo creemos. Sobre todo, nos parece importante hablar de algo más que de lo que ocurre alrededor de nuestro ombligo. Es importante observar el mundo.

Y en marzo de 2021, nuevo disco. ¿Alguna pincelada?

(Reflexiona) Venga, algo breve: será variado, orgánico y muy luminoso.

Pregunta obligada: ¿por qué ese paso del español al inglés?

Nuestro primer disco (Inminente, 2014) es en español, y no tenemos ningún conflicto con esas canciones. Nos gustan y fue un buen punto de partida. Pero a la larga nos acabaron ganando nuestras influencias. Estábamos componiendo con la idea de hacer blues, folk y rock de raíces americanas y, teniendo en la cabeza la posibilidad de hacerlo en inglés, de repente salió solo. Y notamos que le iba más, que nos gustaba más. No fue planeado, surgió y ahí se quedó.

Y cómo va el tema de las colaboraciones, porque alguna ya ha habido.

Bueno, ya hemos tenido más de una. Nuestro We Learn con Carmen Villaescusa es sin duda uno de nuestros temas favoritos, y ella te pone los pelos de punta. We Are, con Kiko Meler, es otro buen ejemplo. Nuestro embajador del rock, un grande. En el futuro, ni idea. Queremos que esas cosas surjan con amigos o con compañeros con los que tropecemos en el camino, con naturalidad, que no sea algo planeado y desde luego que no sea una estrategia comercial.

Bola de crista: ¿cómo os veis dentro de… Por ejemplo, cinco años?

Encima de un escenario, pero con cinco años más y al menos otro par de discos debajo del brazo. Si eso es así, lo demás no importa.

Para acabar, viendo el panorama (pandemia mediante) y la música, que desgraciadamente da más alegrías personas que monetarias. ¿Cuál sigue siendo la motivación?

La propia música y nuestra unión a través de ella. No es fácil formar una banda y que exista buena química en lo musical y en lo personal. Pero, si das con ello, lo difícil es dejarlo escapar.