El pasado 19 de enero, la Policía Local de Alcorcón salvaba la vida a una bebé que se estaba atragantando. Y todo, gracias, a la correcta aplicación de los primeros auxilios. En concreto: la Maniobra de Heimlich.

Chapeau por los agentes alfareros, que no necesitan capa para ser los héroes de una ciudad que necesita hoy más que nunca de éstos. Pero lejos de la gran noticia que supone informar de salvar una vida, aquel día me saltó como un resorte preguntarme: ¿Cuántos habríamos actuado igual? ¿Estoy preparado ante una situación así? ¿Realmente la población conoce los primeros auxilios y cuántas muertes se evitarían?

Por eso hablé con Cruz Roja Alcorcón, y en concreto, con David Martín, director técnico de la Agrupación, que desde el primer momento me dejó claro que “la formación es fundamental”.

Y es que puede pasar en casa, en la calle, en el trabajo… “Damos mucha sensibilización, sacamos cursos de primeros auxilios para la población en general para que estén formados en ese primer nivel de emergencia, que podamos actuar y no haya que activar otros servicios”, me comentaba. Para eso hay que lidiar con los nervios del momento, a los que no todo el mundo está habilitado.

Pues en Cruz Roja Alcorcón también se enseña “que todo el mundo sepa activar la cadena asistencial. Habrá casos que la persona no podrá actuar y lo importante es que llegue cuanto antes el servicio de emergencia. Como hacerlo, atender al paciente, tenerle inmovilizado, etc… Eso también lo enseñamos”.

Desde Cruz Roja Comunidad de Madrid se imparten estos primeros auxilios en todas las agrupaciones. Así en 2021 se han gestionado más de 150 cursos en sus distintas especialidades (básicos, bebés y niños, naturaleza, deporte, etc) y se han formado más de 2000 personas que encuentran en la web de la organización todos los detalles.

DESDE 1974

Fue en 1974 cuando el doctor Henry Heimlich desarrolló las compresiones abdominales contra el atragantamiento, que hoy llevan su nombre. Básicamente consisten en que la persona que realiza la acción debe abrazar desde atrás al asfixiado, hacer la maniobra en el centro del pecho y bajo el esternón y ejercer fuerza con el puño hacia dentro. Sencillos pasos con los que salvar una vida.