Una orientadora educativa del colegio público de Educación Especial Santiago Ramón y Cajal de Getafe, investigado por supuesto maltrato a un niño con autismo, ha negado ante el juez que instruye el caso que el centro use correas para atar a los menores, tal y como denunciaron dos madres del colegio. El juez de Instrucción número 1 de Getafe ha escuchado el relato de esta testigo, que coincide con lo manifestado por la directora del colegio cuando compareció por esta causa penal.

En las diligencias se investiga a tres trabajadoras del colegio por un presunto delito de acoso y trato degradante así como uno de lesiones psicológicas a un escolar de 8 años con un trastorno de autismo. Tras la denuncia de los padres del menor afectado, el juez llamó a declarar como investigadas a la tutora del menor, a otra profesora de apoyo y a una auxiliar de enfermería del centro.

La declaración de la orientadora educativa coincide con lo manifestado por la directora del colegio

En su comparecencia, la orientadora educativa ha asegurado que no se usa como método las cinchas o correas y ha hablado de los protocolos que se llevan a cabo con carácter general y, en concreto, sobre el que se llevó con la víctima. Al respecto, ha comentado que el colegio programó que el niño supuestamente maltratado pasara “tiempo fuera de clase”, pero no en la sala de relajación conocida como ‘sala blanca’.

La denuncia recogía que los padres empezaron a notar un “cambio brusco” en el comportamiento de su hijo, que estaba siendo tratado con seguimiento por parte de un médico psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón.

El niño presentaba crisis de ansiedad y gritaba reiteradamente frases como “no me pinches” o “no me saques fuera”. Esta ansiedad y los trastornos de conducta, según la denuncia, “no parecía obedecer a una causa cierta” y pese a que, como señalan los padres, comunicaron la situación al colegio, en el cuaderno de comunicación diaria no había nunca referencia a lo vivido por el menor en el aula.

Ante esto, decidieron colocarle un pequeño dispositivo localizador/grabador en su ropa con el fin de detectar quién o qué le estaba causando esos daños, y así lo hicieron durante cuatro días.