Se atribuye de forma generalizada a Albert Einstein, el gran Albert Einstein, aquella frase, augurio o aviso a la humanidad que dice que: “Si la abeja desapareciera de la superficie del Globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.

Tal es la importancia de este insecto vital para la supervivencia del resto de las especies. Y últimamente en nuestro país, las colonias de abejas no pasan por buenos momentos. Especialmente por la invasión terrible de la especie caníbal de China. Pero también por el abuso de pesticidas que merman la existencia de abejas en nuestros campos. Cuidemos la apicultura y cuidaremos el Planeta. No hay objetivo más loable para nosotros y el resto de generaciones venideras.

A menudo, por esa persecución que sufren estos invertebrados alados, instalan sus colmenas lejos del campo. Más concretamente en entornos urbanos, con el consiguiente peligro que eso puede acarrear para los humanos, expuestos a los aguijones de las abejas. De sobra es conocido que esta especie protege como nadie al grupo y en especial a la Reina, aunque eso signifique su propia vida. Por eso, y ante el peligro que supone una colmena en, por ejemplo, la fachada de una Iglesia a la vista de cualquiera, parece del todo lógico que su retirada sea competencia de expertos profesionales dedicados a la apicultura. O en su defecto, un cuerpo profesional como el de los bomberos, de sobrada experiencia y capacidad en este tipo de sucesos, que para eso trabajan unas oposiciones física y mentalmente durísimas.

Sin embargo en Pinto parece que la lógica no está de moda. Y más cuando Ganemos Pinto está en el ajo. El partido en el Gobierno desde el año 2015 ha entrado en conflicto en varias ocasiones con los bomberos por defender las acciones de PIMER Protección Civil que -según los bomberos- habría usurpado las competencias de estos en más de una ocasión, saltándose reiteradamente el protocolo firmado. El último episodio de este conflicto: la retirada de una panal de abejas por parte de miembros de PIMER, sin pericia en estas lides, y sin avisar a los bomberos, competentes en la materia.

Lo más peligroso de todo quizá no sea la “buena voluntad” de los voluntarios pinteños, sino como desde Ganemos, partido en el Gobierno, y quien los manda se ‘jalea’ estas acciones poco profesionales que suponen un serio peligro para la integridad de la propia Protección Civil y por ende de los pinteños. Pero ya sabemos como se las gastan en el Ejecutivo de Rafael Sánchez, aguijoneado por su mala gestión en muchos de asuntos municipales desde que llegaron a la Alcaldía.

Por eso, aprovechando el asunto de las abejas en Pinto, recordamos a Camilo José Cela y ‘La Colmena’ para recordar que la historia tiene ya el número de páginas suficientes para enseñarnos dos cosas: que jamás los poderosos coincidieron con los mejores, y que jamás la política (contra todas las apariencias) fue tejida por los políticos (meros canalizadores de la inercia histórica).