Llegó el otoño como estación de paso al verano. El mundo sigue su curso, dicho sea de paso y para deshonra de los agoreros apocalípticos. Un Tiempo de reflexión, de contemplación. Atrás quedan las hogueras de una época, la estival, donde desgraciadamente no todo es jolgorio ni celebración.

Y es que el verano es época también de mayor intensidad de incendios, sean estos naturales (los menos) o provocados (en su mayoría) por desalmados. Este año hemos tenido lamentables ejemplos, como los de Ávila o Málaga, donde han ardido miles de hectáreas y han muerto cientos de especies animales y vegetales. Más cerca hemos tenido el caso de Carranque, amén de pequeños conatos de fuego en puntos concretos de la región madrileña.

Si las llamas no han ido a más es gracias al incansable trabajo de un extraordinario Cuerpo de Emergencias, que tiene en los Bomberos a su punta de lanza contra el fuego. A todos (a unos más que otros) se nos llena la boca de palabras como héroes, ángeles o ídolos, cuando nos referimos a estas personas que son simple y llanamente eso: seres de carne y hueso, que tras una exhaustiva preparación y una de las oposiciones más duras en el sector de las Emergencias, cumplen con su deber sin aspavientos, marketing o propaganda.

Eso queda para los de siempre: los gobernantes. Cuando las llamas se avivan y sus rescoldos son apagados por los Bomberos, todo son vítores y aplausos desde el primer Ejecutivo hasta el último ciudadano; pero cuando el humo se disipa, viene la traición, el abandono administrativo o como Bruto a César hace más de dos mil años. Pasa el tiempo y la historia se repite.

Esta vez ha sido en Alcorcón, donde los Bomberos estallaron porque el Gobierno de PSOE y Podemos querían otorgar licencia para la colocación de cuatro antenas de telefonía móvil en la torre de maniobras del Parque. Los socialistas, paradójicamente, se negaban a esta instalación allá por 2011. Pero en política ya se sabe que una cosa es predicar y otra dar trigo.

Hasta el derecho de protesta han querido cercenar a los Bomberos de Alcorcón, pero su buen juicio se ha impuesto al ‘Trágala’ político y no habrá antenas de telefonía en el Parque

El caso es que una década después, el actual Ejecutivo municipal defendía ubicar esas antenas en este punto exacto de la geografía alfarera. Dicen que para acabar con los problemas de cobertura del barrio. Incluso un coordinador del Área de Nuevas Tecnologías sostenía estos días la idoneidad de este lugar para ubicar las antenas. En su casa no, claro. Mejor que traguen los Bomberos.

Los que recuerda el ‘Trágala’ con el que los liberales españoles humillaban a los absolutistas, tras el pronunciamiento militar de Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, que inauguraba el conocido como Trienio Liberal. Una sátira dirigida particularmente contra Fernando VII, que en 1820 fue obligado a jurar la Constitución de Cádiz.

El ‘Trágala’, con diferentes letras, se siguió cantando en España, pasando al imaginario colectivo como sinónimo de imposición. En Alcorcón son socialistas y podemitas los que querían entonarla estos días’ contra los Bomberos.

Pero estos se han revuelto. Como es lógico, no querían que les chafaran la manguera de una forma tan torticera. Así lo hacían saber a la ciudadanía, colocando pancartas de rechazo en la torre del Parque que usan para sus maniobras.

Y hasta el derecho de protesta les han querido cercenar a los que no hace ni unos meses eran vitoreados como héroes. Quien diera la orden no sabe de qué pasta están hechas estas personas. O sabiéndolo, es un completo inepto.

Dicho esto, finalmente no habrá ‘Trágala’ en Alcorcón, porque sus Bomberos han resistido y el Gobierno local ha desistido finalmente. Un pasito atrás nunca está de más. Y la próxima vez, menos imposición y más diálogo, que ya está bien.