Pedro Moreno, durante su visita a nuestra redacción

Algo removió las entrañas del balonmano madrileño y nacional cuando hace unas semanas Pedro Moreno anunciaba su decisión de dar un paso al costado y dejar de entrenar al primer equipo femenino del Balonmano Getasur. No era para menos, ya que hablamos de nada menos que 36 años al frente del conjunto getafense -previamente denominado AD Getafe- en los que consiguió llevarle a la máxima categoría del balonmano femenino nacional e incluso a un subcampeonato continental de balonmano playa. De su encomiable trayectoria, en la que tampoco han faltado adversidades de calado, hemos hablado con él durante su visita a la redacción de Al Cabo de la Calle.

¿Cuánto le costó dar este paso al costado?
Siempre cuesta dar un paso de este tipo cuando llevas casi toda la vida ahí, pero cuesta menos de la forma en la que lo he hecho, que ha sido de manera paulatina. Por ahora estoy bien, con la misma ilusión que siempre y aunque son muchos años de llevar un equipo de esa categoría, la situación actual te da una mayor capacidad para desconectar de cabeza después de tantas exigencias.

¿Imaginó alguna vez encadenar tantas temporadas al frente de un mismo equipo?
Es evidente que no. Al principio empezó todo año a año y dependiendo mucho del plano económico, porque había muchas carencias. Luego entramos en una situación de lo más idílica porque los ingresos llegaban o bien de las subvenciones o bien de algún patrocinador y todo iba sobre ruedas. Pero en el 93 nos llegó el ‘palo’ cuando un patrocinador nos dejó colgados, con deudas, y acabamos con una situación muy traumática. Bajamos de División de Honor a categorías territoriales y hubo que renacer, pero al final siempre hemos salido adelante con la ilusión y el empeño que nos caracteriza.

«No sé si dejo algún legado, ni tampoco lo pretendo; lo importante es que el equipo siga adelante y sea siempre fiel a su estilo batallador»

¿Qué legado deja Pedro Moreno?
Pues no sé si dejo algún legado, ni tampoco lo pretendo. Lo importante es que el equipo siga adelante y sea siempre fiel a su espíritu batallador, de no menospreciar nunca a un rival inferior ni achicarse frente a otro superior. Como club, creo que hemos hecho un trabajo de base importantísimo, dependiendo solo puntualmente de jugadoras de fuera, hemos hecho una decidida apuesta por el balonmano femenino y hemos sido prácticamente pioneros en el balonmano playa en nuestro país.

¿Qué le debe el balonmano a Pedro Moreno y Pedro Moreno al balomano?
No sé qué nos debemos, pero yo al balonmano le he entregado buena parte de mi vida. El tiempo que no le he dedicado al trabajo o a la familia ha sido para el balonmano. Me acuesto pensando en balonmano y me levanto pensando en balonmano. Desde luego, le debo el haber jugado en categoría nacional, en elite, competiciones europeas, haber sido seleccionador nacional, haber sido subcampeón del mundo, o haber descubierto a jugadoras como Montse Puche, Inoa Lucio, Elena Martín, Patricia Encinas o Judith Gómez que han llegado muy alto. Y a mí desde luego el balonmano no me debe nada. He procurado siempre ser tenaz en mis ideas y trasladar mi punto de vista en los diferentes cargos que he tenido.

¿Cómo le gustaría que se le recordase?
Me gustaría que se me recordase como un trabajador por el balonmano de la mujer, dignificando el balonmano femenino y el balonmano playa. Creo que he demostrado que pese a las dificultades, si hay ilusión y ganas, se puede salir adelante. Me gustaría por encima de todo que se me recordarse como alguien que dio un golpe encima de la mesa por el balonmano femenino.

¿Con que se queda de esta dilatadísima experiencia?
Me quedo con el aprendizaje que he tenido, tanto de las jugadoras como de mis colaboradores. Me quedo con su cariño y con lo mucho que me han enseñado en todos estos años.

«He cumplido muchos sueños, pero me hubiera gustado volver a ascender a División de Honor y ganar un Campeonato de Europa de balonmano playa»

¿Qué sueño le ha quedado por cumplir?
He cumplido muchos sueños, pero me hubiera gustado volver a ascender a División de Honor. Tuvimos una época en la temporada 15 ó 16 que estuvimos a punto de meternos en la fase de ascenso. Teníamos un bloque bueno y estuvimos muy cerca. También me hubiera gustado ganar un Campeonato de Europa de balonmano playa. Jugamos tres y llegamos a ser subcampeones. Pero bueno, tampoco es un trauma.

Su relevo lo han encontrado mirando de nuevo hacia el propio club…
Es que nosotros tenemos vocación de mirar siempre primero a lo que tenemos en casa. Siempre que haya jugadoras que tengan posibilidades de llegar arriba, vamos a intentar tirar de ellas. Y con los entrenadores pasa lo mismo. Tenemos una buena cantera y solo les falta la formación máxima, pero también estamos en ello.

El Getasur es un club que siempre ha apostado fuerte por el balonmano playa, ¿qué opinión le merecen las pistas de La Alhóndiga?
Esas pistas han supuesto un subidón. Además, las mejoras paulatinas las han convertido en unas instalaciones de referencia. Todo el mundo quiere venir a jugar a Getafe y el problema es que se nos están quedando pequeñas. Estas pistas son la envidia de toda España y si pudiéramos tener alguna más sería la leche.

¿Qué momento atraviesa el balonmano?
A nivel de selecciones la cosa va muy bien, tanto en pista como en playa, pero a nivel de clubes la crisis pasó una enorme factura y casi nadie pudo soportar sus presupuestos excepto el Barça. La mayoría de los mejores jugadores y jugadoras están jugando fuera y se ha perdido mucha visibilidad en los medios. Esa es la realidad actual.

La última. ¿qué mensaje de los innumerables que habrá recibido desde que anunció su decisión le ha tocado más la fibra?
Pues el que más me ha tocado es una publicación que hizo mi hijo Jorge en Facebook acerca de las conversaciones que hemos tenido en la vida. Escribe muy bien e hizo un comentario muy emotivo y fue sin duda el que más me llegó porque había mucho de complicidad entre padre e hijo.

LOS CURIOSOS MÉTODOS DEL PATRODINADOR QUE LES DEJÓ ‘COLGADOS’ EN EL 93

Dos han sido los peores momentos de Pedro Moreno al frente del Getasur y los dos resultaron traumáticos. El primero llegó en 1993 -todavía era AD Getafe- y obligó incluso a una refundación del club. Así lo resumía el experimentado entrenador.

“El del 93 fue un momento durísimo porque el patrocinador nos dejó literalmente colgados. Pronto vimos cosas raras porque el dueño de la empresa nos llegó a decir que él traficaba con lo que hiciera falta. Estaba en la Junta Directiva y obligó a incluir en ella a trabajadores de la propia empresa. Mientras teníamos las reuniones, que se hacían los lunes por la noche, se quedaban varios de sus trabajadores durmiendo en un sofá fuera de la sala y cuando había que votar entraban dentro. Un día fuimos a pedirle dinero para pagar los derechos de arbitraje y estaba la empresa cerrada. Venga llamar, y venga llamar sin resultado. Estuvo un tiempo ilocalizable y cuando lo cogieron, lo metieron en la cárcel. Nos quedamos sin nada y con muchas deudas. Fue una situación tremendamente desagradable. Recuerdo que hasta que le pudimos conseguir el billete de vuelta a su país a una jugadora extranjera, venía a comer todos los días en mi casa. Los propios entrenadores tuvimos que poner dinero de nuestro bolsillo para poder acabar como buenamente pudimos y no quedó otra que renunciar a jugar en División de Honor”.

El otro trance más adverso que recuerda en estos 36 años se produjo en 2012 con el desalojo del polideportivo de San Isidro, la emblemática instalación que fue demolida y cuya reapertura todavía sigue pendiente.

“Para el club fue durísimo dejar el polideportivo de San Isidro. Tiraron las dos pistas y para nosotros eso fue un antes y un después. Teníamos un buen nivel de base y pasamos de contar con muchas horas de entrenamiento en dos pabellones a entrenar en una sola pista en La Alhóndiga y teniéndola que compartir con otros muchos clubes de Getafe. Nos fuimos acoplando, pero fue un momento tremendamente difícil”.