El expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, es tal vez uno de los mayores exponentes de la Transición Española. Como también su famosa fórmula: Puedo prometer y prometo. Esta locución fue repetida hasta en siete ocasiones por Adolfo Suárez para expresar sus compromisos electorales de cara a las elecciones del 15 de junio de 1977. Las primeras tras la muerte de Franco y que acabó ganando. El discurso de Suárez, pronunciado directamente ante las cámaras de televisión con el objetivo de pedir el voto para la Unión de Centro Democrático (UCD) convenció a los españoles que entonces se jugaban mucho tras años de dictadura.

El próximo 28 de abril, 42 años después del discurso de Suárez, los españoles volvemos a jugarnos mucho de nuevo en las urnas. Y antes de esa cita, concretamente la noche del jueves al viernes 12 de abril, arranca una campaña electoral donde gran parte de los partidos políticos se lanzarán a decir ese ‘Puedo prometer y prometo’ con el objetivo de ganarse la confianza de los ciudadanos.

Arranca así un tiempo de promesas que luego, con el paso de los días, se las acaba por llevar el viento en la mayor parte de los casos. Es verdad que en una temporada como esta, los españoles volvemos a importar a la clase política que con cantos de sirena van a intentar arrimar el ascua a su sardina y el voto a su urna. Bajadas de impuestos, pensiones, infraestructuras, empleo, seguridad, división y unidad territorial. Ninguno de estos temas -y alguno más- será ajeno al debate y a la promesa. También al ruido, pues al contrario que en el año 1977, la campaña electoral de 2019 va a suponer un tsunami de información con apenas filtros para detectar la promesa falsa de aquella que, más o menos, se acerque a la realidad.

Arranca así un tiempo de promesas que luego, con el paso de los días, se las acaba por llevar el viento en la mayor parte de los casos

Cierto es que a los medios de comunicación también nos va a corresponder esa labor de filtrar el mensaje vacuo de la propuesta firme. Eliminar el ruido de la palabra. Pero finalmente será el votante el que decida, en último término, cuál quiere que sea el destino de su país.

Un mes después serán las elecciones municipales. Más ‘Puedo prometer y prometo desde el ámbito local. Estos meses se antojan duros pues los vecinos que están ya hartos de tanta promesa, y esto no ha hecho más que empezar. Hastiados de ese papel mojado en el que se han convertido los programas electorales y que las certidumbres sean escasas.

Por eso a la hora de votar conviene hacer un ejercicio de hemeroteca. Ver el camino que se ha recorrido en estos cuatros años y no dejarse embaucar por esas promesas de última hora y los temas recurrentes que cada cuatro años se le ocurre al candidato de turno. Tanto a nivel local, como regional y nacional. Está en juego el futuro de un país, de una región y de una ciudad. No es asunto baladí. Y como ya dijo Adolfo Suárez en 1977: podemos prometer y prometemos que abordaremos esta campaña lejos del ruido y ‘atacando’ lo que realmente afecta al vecino. Después le tocará a usted, lector, la decisión.