“Esta cafetería cerrará sus puertas a partir del 22 de abril. La inflexibilidad del Ayuntamiento en lugar de ofrecer una nagociación para resolver los problemas económicos que se han sufrido ha provocado la rescisión de la concesión municipal”.

Así reza el cartel donde los actuales propietarios de la explotación del bar del Teatro Francisco Rabal se quejan de que no puedan seguir al frente del establecimiento.

“Tres mujeres, con obligaciones familiares, se quedan sin trabajo por la rigidez y la dureza de la administración local”, exponen en las reclamaciones que han hecho llegar al Ayuntamiento y, finalmente, lamentan que “así son las cosas con el actual Consistorio”.

Fuentes municipales señalan que el contrato se rescinde por «impago del canon fijado». En este sentido, aseguran que se solicitó en diferentes reuniones que se hiciese frente a la deuda. «Los concesionarios alegaron que habían tenido que invertir en equipos para el bar y solicitaron un plan de pagos. El Ayuntamiento les pidió las facturas de esas compras y que ofrecieran ellos el plan de pago. La persona concesionaria no atendió estos requerimientos y cuando se tomó la decisión de rescisión, la concesionaria solicitó por contra que se bajase el canon fijado, extremo que el Gobierno local desestimó por ser ilegal».

Y, finalmente, el Consistorio isiste en que, en todo momento ha intentado «consensuar con la otra parte el pago de deudas e incluso encargó algunos servicios de catering para descontarlo de la deuda, que llegó a alcanzar los 22.000 euros».