Ratatouille es una especialidad culinaria típica de Francia elaborada con diferentes hortalizas guisadas. Algo que en España se podría asemejar con el pisto. Pero también es una de las películas más exitosas de la factoría Disney/Pixar, que en el año 2005 se alzaba con el Oscar a la mejor película de animación.

En síntesis, cuenta la historia de una entrañable rata (Remy) con un don para la cocina. Vive en una colonia de roedores en un ático y aunque su cometido principal es detectar la presencia de veneno en la comida, aspira a convertirse inspirado en un destacado chef emulando al recientemente fallecido Auguste Gusteau. Para ello se cuela bajo el gorro de cocina del otrora lavaplatos Alfredo Lingüini, nefasto en cocina, pero que gracias al bueno de Remy comienza a labrarse un nombre como uno de los chefs más prestigiosos de París.

Ya decimos, una película, Ratatouille, divertida y entrañable a partes iguales, pero que lejos del universo Disney no tiene visos de agradar como lo hace en la gran pantalla. En verdad, a nadie le gusta ver una colonia de ratas en su barrio. Mucho menos en un restaurante. Y en cambio es lo que estos días soportan vecinos del centro de Alcorcón, tal y como denuncian los ciudadanos en redes sociales y nos hacemos eco los medios de comunicación.

Porque uno lo que espera, cuando paga impuestos y reside en una ciudad como Alcorcón, es que sus calles estén limpias y sobre todo libres de la presencia de animales indeseables como las ratas, que más que roedores parecen gatos asilvestrados. No es una cosa nueva en Alcorcón, pues el problema de la limpieza, acumulación de basuras y, por consiguiente, la aparición de estos animales, viene de la pasada legislatura.

De hecho fue uno de los temas que pasó factura al exalcalde David Pérez. Y con el nuevo Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, pese a que se han puesto en marcha varias medidas, la cosa no tiene visos de haberse solucionado en estos siete meses que han transcurrido desde la toma de posesión.

Las ratas que han aparecido en masa en la calle Cisneros no emulan en nada al roedor de Pixar. De hecho el video causa cierto estupor. La difusión del mismo ha cogido al presidente de la empresa municipal de limpieza, Jesús Santos, fundiéndose en un prolongado y efusivo abrazo con el que será vicepresidente de España, Pablo Iglesias.

Parece que a nivel local poco hay que celebrar y el tiempo corre en contra, pues como ya han recordado desde el PP, y el mismo Santos se comprometió en una entrevista en este periódico, le resta medio año para cumplir su promesa de limpiar la ciudad y si no: dimitir.

Jesús Santos se puso el listón muy alto en campaña electoral y los vecinos esperan que cumpla su palabra. Cierto, reiteramos, que se están llevando a cabo medidas y que la administración es muy lenta en este sentido. Aunque en el punto concreto ya se ha actuado gracias a la denuncia vecinal y la respuesta de los trabajadores.

Pero también lo era la pasada legislatura y bien que el PP lo sufrió en las urnas. Así que no hay mejor aviso a navegantes que mirar al pasado y rectificar en el presente.