Adif arranca una nueva fase en las obras de transformación y duplicación de la capacidad de la estación Chamartín (Madrid-Chamartín-Clara Campoamor, según su nombre oficial) para alta velocidad y larga distancia. Los trabajos empiezan este lunes 8 de abril y terminan en julio. A partir de julio, se recuperarán progresivamente las frecuencias, asegura Adif.
Con motivo de estas obras, Renfe ha reorganizado los servicios “para ajustarse a la capacidad de la terminal, afectando en especial a las relaciones del corredor Noroeste, Norte y Levante”, según asegura la empresa pública.
El nuevo plan de transporte de Renfe establece “la circulación de trenes en doble composición, lo que permite optimizar la capacidad de la infraestructura y ofrece en algunas circulaciones un mayor número de plazas”.
De esta forma, se mantiene la oferta de plazas “e incluso se aumenta la oferta de servicios en algunos casos”, dice la compañía pública que depende de alguien como Óscar Puente, ministro de Transportes y Movilidad Sostenible.
Y estas obras se unen a las anunciadas por el operador de infraestructuras ferroviarias en la estación de Atocha (Madrid-Atocha-Almudena Grandes, según su nombre oficial).
Se trata de la implantación de un nuevo esquema de vías 4+4+2, «que permitirá aumentar la capacidad de las líneas C-3 y C-4, que discurren por el túnel de Sol, y ampliar el andén que presta servicio a los viajeros de la línea C-5», según dice Adif, y con lo que se unen los viajeros del suroeste de Madrid a las calamidades de Cercanías.
Renfe no ha informado, de momento, de la incidencia de estas obras en Cercanías de Madrid. Cada obra que se realiza en la estación de Chamartín supone un deterioro en el servicio de Cercanías.
Las obras en Atocha afectan a toda la red de Cercanías, lo cual que, en este caso, repercute negativamente, inevitablemente, en los viajeros de la líneas que enlazan el sur con el norte de la Comunidad de Madrid (C-3, C-4 y C-5).
O el norte con el sur. Inevitablemente. Cercanías de Madrid.
