Con los amargos rescoldos del playoff de ascenso todavía humeantes el Baloncesto Leganés ha emprendido los primeros movimientos de cara a la configuración del nuevo proyecto, que en principio partirá con el objetivo de opositar un año más al ascenso a la máxima categoría del baloncesto nacional.

La intención de los dirigentes del club es que Nacho García continúe al frente del banquillo por sexta campaña consecutiva y ya se han mantenido varias reuniones en ese sentido. Desde la entidad se pretenden introducir algunos cambios que afectarían a la composición del cuerpo técnico y al funcionamiento de determinados apartados, pero en principio todo hace indicar que ambas partes sellarán la renovación.

A partir de la firma del técnico -sea García o no- se tomarán las decisiones de calado respecto a altas y bajas en el plantel, aunque ya se han concretado los dos primeros movimientos con la renovación de María Espín y Estela Rubio. La siguiente podría ser Paula Justel.

La próxima semana se iniciarán las reuniones con el resto de integrantes del colectivo para resolver su futuro. El caso más especial es el de Christina Marinacci, a la que se desea renovar pero cuyo futuro está ligado al de su pareja, el jugador del Montakit Fuenlabrada David Wear, que todavía no sabe si seguirá a las órdenes de Cuspinera o cambiará de aires.