Son muchas las asignaturas pendientes que tiene este Getafe, que después de 13 jornadas sigue instalado en el ‘farolillo rojo’. Parecía que la victoria frente al Espanyol, la primera del curso, podría ejercer de revulsivo para emprender la escalada, pero nada más lejos de la realidad. La visita del pasado domingo al Villarreal constató que el equipo azulón sigue teniendo enormes lagunas en ambas áreas y así se antoja imposible salir del ‘pozo’.

Fue la quinta derrota en siete desplazamientos y sirvió para constatar una vez más el nefasto rendimiento del colectivo getafense lejos del Coliseum. A esas cinco derrotas, el equipo suma dos empates y ningún triunfo, lo que le coloca como el peor visitante de la categoría junto al Levante, que lógicamente comparte los bajos fondos de la tabla.

En estos siete partidos a domicilio el balance es, pues, de dos puntos sobre 21 posibles. Además, solo ha celebrado dos goles y ha encajado diez, habiéndose quedado hasta en cinco ocasiones sin marcar.

EL ÚLTIMO TRIUNFO COMO VISITANTE FUE EN HUESCA

Y lo peor es que el problema no es nuevo. De hecho, no gana fuera de casa desde el pasado 25 de abril cuando logró imponerse al Huesca (0-2) en un duelo que resultó fundamental de cara a la permanencia en la máxima categoría.

Desde entonces han pasado ya seis meses y medio en los que el Getafe no ha vuelto a sumar tres puntos de una tacada como visitante. Y así es imposible contemplar la más mínima opción de salir del atolladero por más que Quique Sánchez Flores trate de mantener alta la moral de la tropa para lo que les aguarda a la vuelta del parón liguero.