Quique, durante partido (foto: Getafe CF)

Parecía que el triunfo conquistado ante el Mallorca a la vuelta de parón por el Mundial de Qatar anunciaba tiempos mejores para el Getafe en la segunda mitad de la competición, pero aquellas buenas sensaciones se han difuminado como por encanto en los dos siguientes compromisos frente al Sevilla (1-2) y el Espanyol (1-2).

La consecuencia de estos dos derrotas consecutivas -además frente a un par de rivales directos en la lucha por la permanencia- se ha traducido en que la renta del equipo azulón con la zona de descenso se ha visto reducida a dos puntos a la espera de lo que haga el Cádiz en el partido que aún tiene pendiente de disputar.

Pero lo peor de todo son las malas vibraciones que transmite el equipo y que volvieron a ponerse de manifiesto ante el Espanyol. Dos graves errores en la parcela central del terreno de juego fueron aprovechados por Joselu y Puado para anotar dos auténticos golazos que convirtieron en estéril el soberbio tanto conseguido a su vez por Unal para empatar provisionalmente el encuentro.

9 PUNTOS DE 27 EN EL COLISEUM

El Getafe, que acumula 17 puntos en 17 jornadas, ha perdido la fiabilidad de otros años en el Coliseum, donde presenta un balance de 2 triunfos, 3 empates y 4 derrotas (9 puntos de 27 posibles) y en el global ni siquiera alcanza el gol marcado por partido (16 en 17 citas) pese a contar con una nómina de delanteros de enorme enjundia (Unal, Mayoral, Munir, Latasa y Mata).

La consecuencia es que el crédito de Quique Sánchez Flores al frente del equipo vuelve a estar en entredicho pese a ser una apuesta personal de Ángel Torres, que hace unas semanas pedía encarecidamente a la afición que no censurase al entrenador. «Prefiero que me griten a mí que a los jugadores o al técnico», solicitaba el presidente, que reclamaba apoyo incondicional al equipo, al menos durante los 90 minutos de juego.

Sin embargo, las críticas volvieron a arreciar este domingo contra el técnico y un nutrido sector de aficionados mostró su disconformidad no solo con los resultados, sino sobre todo con la pobre imagen ofrecida por el equipo, excesivamente conservadora y muy distante de lo que se presupone a un club cuyo presupuesto supera los 60 millones de euros.

«Respeto mucho a la afición y malo sería que no expresaran lo que sienten», comentó Quique al respecto nada más acabar el duelo frente al Espanyol, admitiendo además abiertamente que «sé que el ojo cambia respecto a mí en función de los resultados», si  bien recalcó que «soy exactamente el mismo de la temporada. Si los resultados lanzan sobre mí una mirada diferente, pues se afronta», indicó.

QUIQUE: «ME DESCORAZONA TENER QUE JUGAR PARA CIERTOS OBJETIVOS»

Lejos de plantearse dar un paso al costado, Quique dijo sentirse «bien y capaz» de superar esta adversa coyuntura, aunque no dejó de reconocer que «me descorazona tener que jugar para ciertos objetivos», en alusión a la permanencia, «pero hasta que no demostremos que somos mejores no podemos luchar por otra cosa», subrayó.

En ese sentido, y además de reconocer «dos graves errores que nos penalizaron», el técnico envió un ‘recado’ a sus jugadores al recalcar que «nos tenemos que exigir más», sobre todo en los partidos en los que nos jugamos la vida. Tenemos que ser capaces de hacer más cosas», insistió.