El Getafe -bueno, mejor dicho sus jugadores y técnicos- ya están de vacaciones. Desde este lunes disfrutan de un más que merecido asueto tras conquistar el segundo ascenso en la historia del club azulon a Primera división. El equipo puso punto final a la temporada de la mejor manera posible, con una épica remontada ante el Tenerife (3-1) que se tradujo en su regreso a la máxima categoría tan solo un año después de haberla perdido y la fiesta 
fue de las que hacen época.
Coincidiendo con la finalización del partido se desató la euforia entre la hinchada azulona presente en el Coliseum, que tal y como suele suceder en estas ocasiones invadió el césped de forma masiva para festejar el ascenso junto a los jugadores, que fueron literalmente estrujados por sus aficionados mientras se retiraban camino a los vestuarios. Posteriormente fueron saliendo uno a uno al terreno de juego conforme iban siendo nombrados a través de la megafonía del estadio y tuvieron ocasión de ser vitoreados por un público entregado.
Y del estadio, rumbo a la Cibelina, sede tradicional de los éxitos del ‘Geta’ y donde muchos cientos de seguidores aguardaron la llegada del autobús descapotable con los jugadores del equipo. La emotividad volvió a desbordarse mientras la gente se fundía en abrazos con los héroes del ascenso. Ni que decir tiene que la fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada por todos los rincones de la ciudad. 
Muchos festejos y muy pocas horas de sueño para la plantilla, que el domingo tuvo que pegarse un buen madrugón para cumplir con su calendario de actos oficiales. El primero tuvo lugar a primera hora de la mañana, donde se procedió a la tradicional Ofrenda a la Virgen de los Ángeles, que a buen seguro algo tuvo que ver en el ascenso del equipo y éste no pudo por menos que acercarse a visitar a la Patrona de la ciudad y engalanarla con los colores azulones del club en señal de agradecimiento.
Y de ahí al Ayuntamiento de nuevo en autobus descapotable para recibir otra vez el homenaje de la parroquia azulona. Pese a que la noche había sido muy larga, y que la recepción en el Ayuntamiento tenía lugar a las 11.30 horas, más de 3.000 aficionados se dieron cita en la plaza de la Constitución. El equipo fue recibido por la alcaldesa, que hizo entrega al presidente, Ángel Torres, de una placa conmemorativa. Por supuesto no faltaron las intervenciones desde el balcón del Ayuntamiento de la propia alcaldesa, el presidente, y el técnico, Pepe Bordalas.
Fue el epílogo a 24 horas inolvidables en la historia del club azulón, que la próxima temporada volverá a militar en Primera división y contribuirá a que el nombre de la ciudad vuelva a escucharse por todos los rincones del mundo.
