Las obras para la mejora de la peatonalización, iniciadas por el Gobierno municipal de Pinto el pasado 26 de noviembre, han colapsado el centro de la ciudad y han convertido la circulación en un infierno. Las labores tenían como objetivo, según la información del Consistorio, “mejorar las condiciones de seguridad para los peatones que transitan por dicha zona” y están cofinanciadas entre el Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, la Unión Europea a través de los fondos ‘Next Generation EU’, y el Ayuntamiento de Pinto.

La actuación forma parte del proyecto denominado ‘Pinto, mejora de la calidad del aire y movilidad activa’, que incluye la intervención en la zona del Egido así como la instalación de medidores de calidad de aire y sistemas de información y control. Cuenta con un presupuesto de 190.150 euros y afecta las calles Pajar, Coronados, Boteros, Ramón y Cajal, Correo, Ecuador, República dominicana, Salvador, Arsenio Salinero y Perú. Las obras comenzaron el 26 de noviembre y está previsto que concluyan dos meses después.

Dicho proyecto está incluido Plan de Acción Agenda Urbana de Pinto, en concreto en los llamados prioritarios ‘2.6 Plan de regeneración urbana de Pinto’ y ‘5.1 Movilidad peatonal’. Éste último, según la documentación relativa a la Agenda Urbana, busca “priorizar, en la medida de lo posible, la ciudad para el peatón favoreciendo los itinerarios continuos, seguros y responsables y propiciando una forma de vida más saludable y activa”. De momento, está consiguiendo todo lo contrario.

Los trabajos arrancaron a principios de noviembre y las intensas lluvias propias de esta época del año han convertido el caso antiguo en un escenario dantesco

En primer lugar, porque las actuaciones se han iniciado en la peor época posible, en la que más probabilidades hay de que las inclemencias ambientales empeoren las molestias inevitables en cualquier obra pública. A esto se añade que en estas fechas prenavideñas se incrementan los desplazamientos a zonas comerciales, con lo que se multiplican las molestias y las personas afectadas. Algo que puede deberse a la incompetencia de los servicios municipales de contratación a la hora de adjudicar las obras.

De hecho, debido a las deficiencias en este servicio, el Gobierno municipal se ha visto obligado a contratar personal para dedicarlo exclusivamente a la gestión de los fondos ‘Next Generation UE’, ya que Europa obliga a que los proyectos financiados estén concluidos o ejecutándose a 31 de diciembre de 2022. Al ritmo que iban las adjudicaciones, cumplir esta condición era prácticamente imposible si no se reforzaba la plantilla municipal.

En estas condiciones, la movilidad en el centro de Pinto es muy complicada, no solo por los efectos previsibles de una obra pública de envergadura, sino porque las condiciones climáticas y la cercanía de la Navidad han convertido la zona en un infierno. Han desaparecido más de cien plazas de aparcamiento al tiempo que el acceso a los garajes se ha restringido. Los vecinos de la zona, y muy especialmente los comerciantes, no ocultan su enfado. Porque no es solo que la accesibilidad a la zona sea imposible, es que las ventas, en las mejores fechas del año, se resienten gravemente.

PEATONALIZAR CALLES PEATONALES

El Gobierno municipal ha aprovechado esta actuación para anunciar la peatonalización de la zona. Un anuncio que causa más estupor que otra cosa, dado que la mayoría de las calles afectadas ya son peatonales.

Es la repeatonalización de la peatonalización. Ya eran peatonales antes de las obras las calles Perú, Boteros (donde se encuentra la sede de la Agrupación Socialista de Pinto), Ramón y Cajal, Pajar, Correo y Arsenio Salinero. Y parcialmente peatonales las calles Coronados (donde se encuentra el Centro Mayores Pinto) y Ecuador.

Es decir, ocho de las diez calles afectadas, la inmensa mayoría, van a ser repavimentadas porque una calle peatonal no se puede peatonalizar.